EDICIÓN SEPTIEMBRE 2019

«Chispa de luz en los ojos
veo quien soy junto a otros

(…)

Renacerán sueños más lindos
entre amor, entre los hijos
Felicidad al encontrarte
algo de mi voy a contarte»

León Gieco

Apuntes de la Directora

Transformar(se)

En esta editorial podría pensar junto a ustedes –al menos estos espacios mensuales siempre los creo así- a qué nos referimos con ‘ecumenismo’, pensar la historia o la etimología, incluso trazar algunas líneas sobre cómo se fue transformando el término con el correr de los años. O bien, tomar una de las tantas aristas que tiene para reflexionar, como por ejemplo, si el ecumenismo es sólo un vínculo de personas cristianas o más bien puede vincularse a algo mucho más amplio, qué tipo de ecumenismo queremos hacer o construir como iglesia.

Algunas de estas cosas las vamos a leer a lo largo de estas páginas, así que decido centrarme en una palabra y darle una ‘vuelta de rosca’. Encuentro. Ahí creo que está la clave, la semilla que puede germinar de muchas y variadas formas.

Según la letra de la canción ‘Encuentros’, con la que empiezo este texto, en el encuentro con otrxs, puedo –de diversas maneras- ver, comprender e identificar quien soy, qué me diferencia, qué tenemos en común… ese otrxs no se agota sino que se renueva y, a su paso, me transforma.

Desde mi perspectiva, el encuentro siempre modifica sensaciones, sentires, reacciones y otras tantas cosas que transcienden las palabras. No sólo el encuentro con lx otrx sino también conmigo misma. Ir transitando caminos sin recetas ni verdades absolutas, me permite ir descubriendo quien soy a cada momento, lo que me hace sentir bien o mejor, identificar y ponerle nombre a las cosas que no me gustan o que me angustian, es también parte del camino. Darme ese permiso para redescubrirme posibilita que me sorprenda, que me sienta feliz por cosas simples; aunque claro, no siempre es fácil, ni está exento de tiempos dolorosos, mucho menos viene con un manual de instrucciones.

Pensándome así, sostengo que ese es un condimento esencial para disfrutar el encuentro con lxs demás: estar dispuesta a que el encuentro me cambie. Lógicamente, lo transformador del encuentro dependerá de la apertura, la empatía y la responsabilidad –podríamos hablar de responsabilidad afectiva- que las personas involucradas seamos capaces de experimentar y demostrar.

¿Por qué el encuentro con otrxs me transforma? Pregunta que tienen tantas respuestas posibles como personas en el mundo. Creo que lo transformador no sólo se puede ver en las huellas que deje en mí, sino en el vínculo con lxs demás; y ni hablar si sucede en el marco de una comunidad. ¿Quién no se siente más cerca de una persona con la que acaba de compartir una charla profunda o sentimientos íntimos? De igual manera puede pensarse en un sentido más amplio, las relaciones ecuménicas con otras iglesias también están sujetas a cuánto estemos dispuestxs a experimentar juntxs.

Creo que el encuentro es transformador porque crea, recrea, sostiene y refuerza vínculos; porque nos sentimos más cerca, porque reconocemos en la otra persona una actitud empática, libre de juicios de valor. Es transformador porque quien escucha lo hace atentamente y quien toma la palabra se vuelve, en algún sentido, vulnerable, pues nos muestra quien es, qué y a quiénes ama, qué piensa. Es transformador porque experimentamos una calidez que alimenta las ganas de más encuentros así. Como dice Alfredo más adelante, de eso no hay vuelta atrás.

Quiera Dios ayudarnos a perder el miedo que genera la vulnerabilidad de ser y mostrar quienes somos, que nos desafíe continuamente a practicar la escucha, la empatía, el amor, la responsabilidad afectiva… sin esperar nada a cambio. Porque, según mi criterio, será una forma sana de confiar más en quienes tengo alrededor; y esa confianza nos permitirá acercarnos y disfrutar del encuentro sin reservas ni peros…

Daiana Genre Bert