Leemos en nuestra Biblia: Marcos 1:21-28
Desde hace un año, la humanidad ha sido sacudida por la Pandemia Covid. Se han desarrollado o ensayado muchísimas teorías sobre el origen: Si fue creada, si la programó alguien; si hubo intenciones especiales para perjudicar a algún país o a algún sector de la humanidad.
Lo real, concreto es que la Pandemia generó muchísimos cambios en la vida de la humanidad y también sumó una enfermedad más que se lleva muchas vidas mas allá si son adultos, jóvenes, o de distintas actividades en lo cotidiano.
Hoy, vemos con mucha pena la disputa de los países para obtener la vacuna que de alguna manera mitigue los efectos del virus. La salud de la humanidad hoy más que nunca muestra que para curarse, sanar, hay que estar en la lista de los que “pueden”. Y sin duda, volverán a perder los humildes, los pobres; aquellos a los que el movimiento valdense en su inicio colocó entre sus prioridades para el testimonio y el compartir el poder del Evangelio del Reino. Creo que es un tiempo en el que los seguidores del Maestro de Galilea debemos meditar y generar posibilidades para responder, juntos con otros y otras, a la demanda de solidaridad, cuidados personales y acciones comunitarias que permitan ver la Luz que Dios ha enviado para la humanidad en la persona de Jesús que inaugura el proyecto de Vida Abundante.
Pienso que la lectura y meditación del relato de Marcos 1: 21-28 podría sernos útil, entre otros, para reconocer las acciones de Dios y el llamado que nos hace para este tiempo especial.
Jesús irrumpe en la vida cotidiana respondiendo a demandas concretas de su tiempo. Hay muchas personas que solas no pueden salir de su enfermedad. En esa sociedad no había respuestas solidarias y humanas para acompañar a quienes necesitaban de cuidados especiales.
Y más allá de lo “extraordinario” de su acción con relación a esa enfermedad, aparece el reconocimiento de la Autoridad con la que lo hace. La autoridad, creo, como un símbolo del desinterés, el respeto por la vida, la solidaridad mostrada en actos de Amor. Lo esencial, lo nuevo, diverso de su actitud es responder con Amor. Y en el Amor aparece claramente la Autoridad de Jesús que puede actuar con Misericordia, teniendo el corazón cerca del necesitado.
Es un desafío, una oportunidad maravillosa que se nos ofrece en medio de tanta confusión, miedos, mentiras, e inhumanidad que vemos en esta crisis sanitaria. Mostrar en nuestro caminar comunitario y personal los efectos del Amor.
Hugo R. Malan T.
Pastor Emérito