Ing. Agr. Raquel Barg Venturini
Ing. Agr. Fernando Queirós Armand Ugón
Cuidadora de semillas: Neris Lautaret Bertinat
Si controlan las semillas, controlan los alimentos, lo saben, es estratégico. Es más poderoso que las bombas, es más poderoso que las armas. Es la mejor forma de controlar a la población del mundo. Cada semilla encierra milenios de evolución y siglos de trabajo de los agricultores. Es la expresión de la sabiduría de la tierra y de las comunidades agrícolas.
Vandana Shiva (Física, Filósofa y activista India)
Existe un conflicto de intereses: en la agricultura (con más de 10.000 años de evolución), la semilla pasó de ser un bien sagrado, impulsor de vida, a ser un poderoso elemento para monopolizar la producción mundial de alimentos, a través de las grandes corporaciones de: semillas, agrotóxicos, medicamentos y transgénicos. Se plantean varias dicotomías: agricultura versus negocio; conocimiento versus control; verdad versus marketing; salud versus enfermedad.
¿Cuál es la riqueza de las semillas parala agricultura y para la humanidad?
Los agricultores tradicionales conservan la diversidad en sus sistemas agrícolas, la diversidad se pierde si desaparecen los productores.
En la actualidad los cultivos transgénicos, la forestación para pasta de celulosa, los agrotóxicos, la tala de monte nativo, los monocultivos, están impactando seriamente en la biodiversidad.
La erosión genética consiste en la pérdida de semillas locales, esto disminuye la diversidad de los genes que permite la adaptación a distintas condiciones de clima, suelo, costumbres alimentarias, posibilidades de almacenamiento y comercialización. Esta situación se provoca por disminución en el número de productores familiares y por el remplazo de la semilla adaptada local por semillas comerciales, híbridos y transgénicos.
Una forma de evitar la erosión, la pérdida, es sensibilizar a la población sobre la importancia de la agricultura ecológica-familiar y la conservación de las variedades tradicionales. Esto permite preservar el conocimiento ancestral que está ligado al uso de las semillas, la permanencia en el medio rural de la gente involucrada, así la propiedad y control de las semillas es de uso comunitario y los beneficios generados son colectivos y compartidos. Presentan además adaptaciones especiales y divergencias específicas, esto significa que por ejemplo dos semillas de cebolla de lugares o parajes diferentes no son iguales (adaptaciones especiales) que le confieren diferencias (divergencias específicas), al ser un proceso, la evolución de los cultivos es continua.
Todas estas características no las presenta la semilla comercial, que se produce en un ecosistema específico y por tanto al sembrarla, es el medio ambiente que debe ser adaptado a ellas, con un alto uso de insumos, mayores costos económicos y ambientales, disminución de la calidad alimenticia y nutricional de estos productos.
En la actualidad, la mayoría de los alimentos están prácticamente desvitalizados y desmineralizados. Carecen de sus propiedades energéticas, nutritivas, regeneradoras y curativas, necesarias para el buen funcionamiento del cuerpo humano. No todo lo que se lleva a la boca nutre, sobre todo si fueron cultivados con procedimientos químicos y genes extraños.
La nutrición es un derecho, pero no cualquier nutrición. No debemos renunciar a exigir, proponer y comprometernos con un sistema que garantice a toda la sociedad una alimentación de proximidad, ecológica y a precios adecuados para quienes la producen y consumen.
Soberanía Alimentaria es el derecho de los pueblos a producir, intercambiar y consumir alimentos de acuerdo a prácticas definidas por valores, saberes, pertenecientes a su cultura, accediendo a alimentos sanos y nutritivos, sin ningún tipo de obstáculo o presión política, económica o militar. Nuestra alimentación nos la tienen que proporcionar nuestros agricultores y no el agronegocio, que no contempla ningún derecho social ni bienestar ambiental y aun así es una actividad lícita.
El sistema agroalimentario global ha considerado a la producción de alimentos como una actividad económica y a los alimentos como un bien comerciable, pero al ser los alimentos el único bien de consumo que se incorpora “in corpus” debería preocuparnos todo lo que existe detrás de su producción y consumo. Ante la acción sistemática de separar a la alimentación de su función social, política y económica, los actores de la cadena agroalimentaria debemos concientizarnos que la agricultura debe producir alimentos sanos y no commodities, ni agro-energía (biocombustibles).Debemos preguntarnos de dónde vienen los alimentos, la manera en que han sido producidos y bajo qué condiciones. Un ejemplo cercano:
Análisis de 20 polentas que se encuentran a la venta en el Mercado Uruguayo:
La polenta que se vende en el mercado uruguayo es transgénica. La presentación de una tesis de grado realizada por Martín Fernández Campos en el año 2011, bajo la tutoría del Dr. Claudio Martínez Debat, permitió determinar que en 18 de las 20 muestras existía presencia de maíz transgénico. En 2 de ellas no se pudo extraer su ADN, por lo que no fueron analizadas. El estudio se realizó en el laboratorio de Trazabilidad Molecular Alimentaria, de la sección Bioquímica, de la Facultad de Ciencias. Fue posible identificar la presencia de 2 maíces transgénicos: el MON810 (de la empresa Monsanto, hoy Bayer) y el Bt11 (de la empresa Syngenta).
La polenta es muy popular entre los uruguayos, además es uno de los primeros alimentos que ingieren los bebés. Este estudio sirve para informar a la población sobre lo que está consumiendo.
El siguiente cuadro muestra la pérdida de vitaminas y minerales que presentan algunas frutas y verduras frescas en un lapso de 17 años. Tenemos que considerar que este empobrecimiento nutricional continúa hasta la actualidad, producto de la cual muchas de las enfermedades presentes en la población derivan de este tipo de producción convencional, comercialización y alimentación. Las semillas son el puntapié inicial de estos procesos.
El Uruguay cuenta con diversos recursos genéticos adaptados a diferentes condiciones, zonas y ecosistemas. Algunos de ellos son: ajo, boniato, poroto (grano seco), poroto (chaucha), zapallo criollo, morrón, ají, cebolla, zanahoria, maíz dulce, acelga, perejil y tomate. Es estratégico conservarlos, reproducirlos e intercambiarlos.
El sábado 13 de marzo en el marco del Mercado de La Tierra, que se realiza todos los sábados de mañana, en el predio La Vigna, se llevará a cabo un intercambio de semillas dirigido al público en general, no necesariamente productores. En esta actividad se dará una charla explicativa de cómo obtener, valorar y conservar semillas de uso principalmente hortícola.
“Quien siembra semillas, crece junto a ellas”.
Nota publicada en el boletín: «Cuestión de Fe» – edición marzo 2021.
Esta es una muy importante reflexión. Proteger el derecho a la biodiversidad y autonomia alimentaria.