Leemos en nuestra Biblia: Juan 6:56-69
“¡Cuándo termine la pandemia todos vamos a salir mejor! ¡La tierra ha descansado de nuestra actividad frenética y vamos a poder estar mejor!”
Esto es, más o menos, lo que decíamos o pensábamos un año atrás cuando habían transcurrido unos pocos meses de la pandemia. Pensábamos que este período iba a ser más corto, a lo sumo, que terminaría con el comienzo del verano. Además –con cierta ingenuidad- creíamos que íbamos a aprender la lección y que todos íbamos a ser más buenos y buenas.
Transcurrido un año y medio de la pandemia, esa ingenuidad desapareció y nos encontramos hoy con más incertezas.
Además, hoy se habla con mucha fuerza del cambio climático. Los científicos del mundo nos dicen que estamos llegando a un momento crítico, a un momento en el cual peligra la posibilidad de existencia en la tierra.
“¿A dónde vamos a ir? ¿Qué vamos a hacer?”
¡Preguntas urgentes y acuciantes!
Jesús actúa y habla claramente de lo que la gente está viviendo. Muchos, los más humildes, los “nadies”, los expulsados de la sociedad lo reciben con mucho entusiasmo. Otros, los que tienen poder económico, político y religioso lo miran con recelo y finalmente “se lo quieren sacar de encima”. Esto crea desaliento, temor y muchos abandonan a Jesús.
Frente a esta situación, Jesús le pregunta a sus íntimos: “¿También Uds se quieren ir?» (v.67). Pedro responde por sus amigos: “Señor, ¿a quién podemos ir? Tus palabras son palabras de vida eterna” (v.68).
Lo primero que resalta de esta respuesta es que dice ¿a quién podemos ir?; no dice ¿a dónde podemos ir? No se trata de escapar o de refugiarse en algún lugar seguro (¡algunos piensan en construir una nave para escapar a otro planeta!). Tenemos que preguntarnos: ¿quién puede ofrecer un sistema alternativo al dominante que, por el calentamiento global, nos está llevando al borde del exterminio.
“¡Solo Tú tienes palabras de vida!” Sí, solo el proyecto integral de vida de Jesús hecho carne en tantas y tantos puede revertir esta dramática situación. Ahí están las comunidades originarias enseñándonos el respeto a la “pachamama”. Ahí están los grupos que promueven un estilo de vida alternativo al hiperconsumismo. Ahí están las y los jóvenes produciendo sus propios alimentos. Ahí están las y los jóvenes desarrollando nuevas prácticas luchando contra el patriarcalismo y la violencia de género. Ahí están las y los niños que nos están enseñando a ser más genuinos y transparentes. Ahí están las y los que luchan contra todas las “grietas” que se nos quieren imponer.
¡Definitivamente, solo si acudimos a Jesús podremos encontrar vida para cada uno de nosotros y del planeta en su totalidad!
Pastor Darío Michelin Salomon