Leemos en nuestras Biblias: Juan 18: 33-37.
Los contrastes a flor de piel. Un diálogo que va y viene, pero su fluidez no garantiza la comprensión, lejos están de entenderse sus protagonistas quienes hablan lenguajes distintos. Se habla de Reino y de Verdad, pero desde perspectivas diferentes, a las cuales las separa un abismo.
Si habremos escuchado o visto esta escena en diferentes relatos, imágenes, películas, en donde parece de alguna manera que ya no tiene nada para sorprendernos, tornándose una escena “normal” y esperable que transcurre delante de nuestros ojos.
Las etiquetas del “deber ser”, de alguna manera determinan características que tienden a ubicar a las personas en un determinado lugar y en este texto también tendemos a ubicar este diálogo en los lugares esperables. Sin embargo, este diálogo sorprende corriéndonos de lo esperado, llevándonos a los márgenes de una posibilidad de esperanza en medio de la profunda desigualdad; con una voz que clama frente a la supuesta justicia que se ubica en un lugar de comodidad al juzgar, distinguiendo lo bueno de lo malo, y lo correcto de lo incorrecto. Nuevas ideas salen al encuentro, las cuales implican compromiso y disposición para poder apropiarse de las mismas.
Es en este diálogo que surgen ideas tan movilizantes en relación a lo que es la verdad y la comprensión del mundo a partir del ministerio de Jesús. Según las etiquetas esperaríamos que Pilato fuera duro en una primera instancia con alguien que podría de alguna manera ser una amenaza al poder imperial. Alguna de las reflexiones que le compartió Jesús ¿lo habrá corrido de su lugar de poder para pensar y sentir de una nueva forma? Quizás esos pensamientos estuvieron dando vueltas pero sin el valor y el coraje necesario para poder correrse del proceder que se esperaba de él. Finalmente se da la entrega de Jesús a los judíos para que dispusieran de él como mejor pareciera según su ley. A veces las buenas intenciones carentes de compromiso pueden traer grandes consecuencias.
Jesús hace una opción por el Reino. El cual no va ser comprendido, porque no trae nada de lo que los poderosos nombran como Reino. A los ojos de quienes parecería que la historia terminaría apagando una voz más, como a tantos y tantas crucificadxs en la historia.
La vida está en movimiento, se presenta ante nosotrxs sin importar etiquetas.
Que ese Espíritu Santo nos movilice con fuerza a hacer opciones comunitarias que sean en favor de un Reino de mayor justicia e igualdad, que está cerca, que está próximo…
Alfredo Servetti
Candidato al Ministerio Pastoral. Atención pastoral en el Presbiterio Sur Argentino.