En esta entrevista, Estela Amúz, Darío Dalmas y Oscar Geymonat, integrantes de la comisión por los 850 años del Movimiento Valdense, comparten algunos detalles del inicio de su trabajo, los objetivos y las tareas que están desarrollando en el marco de las actividades que conmemoran el camino recorrido del Movimiento Valdense, previo al lanzamiento de una serie de artículos que estarán disponibles en el sitio web.
¿Cómo surgió la Comisión de los 850 años?
La Asamblea Sinodal 2023 formuló un acto en el que remarcaba el valor de esta fecha como un mojón importante en la historia valdense y encargó a la Mesa Valdense, entre otras cosas, nombrar una Comisión que impulsara actividades que le dieran destaque.
¿Qué objetivos se plantearon para la celebración/conmemoración de la historia del movimiento valdense?
Precisamente entre esos dos términos, «celebración – conmemoración», hemos remarcado que nos quedamos con el segundo. Es una forma de traer a la memoria los fundamentos, lejanos en el tiempo pero necesariamente cercanos en la conciencia, que dieron origen a este movimiento que la historia fue derivando hacia la transformación en una iglesia. Su objetivo era ser un movimiento de renovación dentro de la misma iglesia católica a la que pertenecía Valdo quien seguramente murió siendo católico.
Y en cuanto a los objetivos, hemos tomado como lema una frase de Gian Mario Giglio en la edición del 12 de enero del semanario «Riforma» que dice que «un aniversario para una iglesia cristiana no es ocasión para autocelebrarse, sino oportunidad para reflexionar y proyectar su futuro con renovada fidelidad al mensaje del Evangelio». Comenzamos nuestros encuentros recordándola siempre y la hemos tomado como acápite en nuestras comunicaciones. En el mismo artículo, el autor recuerda al filósofo Mario Miegge que dice que «el interés por la historia no es tanto por la historia en sí, sino por la conciencia que de ella se deriva». Creo que es claro.
En relación a las publicaciones, ¿cuál es su propósito?
850 es un mojón en el camino. El año que viene será otro. Lo nuestro es caminar. Y en esa caminata vamos construyendo una vida que también es historia. Por eso quisimos poner énfasis en nuestro pasado inmediato, en este lugar del mundo y en una historia más cercana. ¿Cómo ha sido la vida de la comunidad valdense en el siglo XX en Uruguay y Argentina? Esa podría ser la pregunta a la que intentamos responder. Y publicar porque la escritura es la perpetuación de la memoria. Por eso está previsto este año que tengamos esa serie de entregas en formato digital y que se difunden por las «redes sociales», y a fin de año su reunión en un volumen impreso.
¿Cómo pensaron las temáticas propuestas?
Pensamos en áreas de la vida de la iglesia, juventud, campamentos, deportes, música, periodismo… Esa diversidad es parte de la vida. Seguramente nos quedaron otras por considerar, ninguna escritura clausura la riqueza de la historia.
¿Cómo continúa el trabajo de la comisión?
Hemos planteado a la Mesa Valdense, y a la Asamblea Sinodal en enero también, cuál es el trabajo que nos hemos propuesto teniendo en cuenta además las posibilidades de llevarlas a cabo. Así que hemos ido en tres direcciones básicamente y en ellas pensamos seguir en el año: las publicaciones de las que hablamos, los encuentros en las comunidades y en otras instancias a las que nos han convocado para hablar del tema y la participación en medios de comunicación, entrevistas radiales, medios escritos… Por ahí va nuestro trabajo.
¿Las comunidades se pueden poner en contacto?
Por supuesto. Ya lo han hecho desde que en febrero dimos a conocer nuestra propuesta y hemos tenido encuentros en varias, y tenemos otras. Hasta el momento desde Uruguay. No quiere decir que en Argentina no se hagan, seguramente sí, pero a nuestra comisión nos han llegado planteos desde Uruguay.