Como cada 15 de agosto, celebramos el Día de la Fraternidad Valdense.
Allá por mediados del siglo XIX surgió como una necesidad de manifestar comunitariamente la fe y la gratitud a Dios en un contexto de privaciones y humillaciones por parte del Estado, y la obligación de respetar y no trabajar en el día que la Iglesia Católica celebra la ascensión de la virgen María.
En nuestro presente nos reunimos para celebrar la historia, recordar los acontecimientos vividos por nuestros antepasados y compartir tradiciones. Este 2024 será especial. En todas las celebraciones el tema central será los 850 años del Movimiento Valdense.
En ese espíritu invitamos a mantener vivo, hoy más que nunca, el sentido de pertenencia a una fe y un estilo de vida y predicación que ha perdurado a lo largo de la historia. Ser valdense implica un reconocimiento en el mundo evangélico que nos llena de orgullo y al que debemos responder de la manera más fiel y sencilla que podamos. Ser valdense implica jugarse siempre por los y las más débiles, estar del lado del desprotegido-a y promover la igualdad entre todos-as.
Por muchos años se creía que ser valdense era una cuestión de herencia. Hoy, ser valdense debe ser una elección digna, que no esté atada a tradiciones. Ser valdense es pertenecer, es militar la fe. En 850 años de testimonio los y las valdenses debemos sentir orgullo y contagiar esa fe que nos alumbró el camino a lo largo de nuestra historia.
Día de la Fraternidad Valdense, día en que todas las comunidades recuerdan de dónde vienen para tener bien claro hacia dónde deben ir.
Brian Tron
Consejero Mesa Valdense.