Apuntes de la directora – Página Valdense edición julio 2020
Amarnos como Dios nos ama
La temática de esta edición estaba propuesta para el mes de junio, mes de la diversidad sexual, del orgullo LGTBIQ+; pero debido al cambio en la dinámica social que trajo consigo el COVID-19, decidimos posponerlo. No porque fuera menos importante o menos necesario; sino porque cada día y todos los meses podemos darnos la oportunidad de reflexionar y celebrar la diversidad.
La historia tiene capítulos dolorosos, bien lo sabemos, y siempre hubo grupos que lucharon por obtener derechos y así ir construyendo una sociedad más libre, justa y equitativa. La comunidad LGTBIQ+ no es una excepción, al contrario, basta recordar que recién en mayo del 1990, la Organización Mundial de la Salud elimina a la homosexualidad de su lista de enfermedades psiquiátricas. Junio es un mes que nos recuerda la lucha por la libertad de ser, de disfrutar de quienes somos; es el mes de la diversidad sexual porque recordamos los disturbios en Stonewall Inn.
¿Qué pasó allí? En pocas palabras, durante los años 60 aproximadamente, Estados Unidos transitaba un tiempo convulsionado: movimientos contra la guerra de Vietnam, el asesinato del presidente J. F. Kennedy, el movimiento hippie, la lucha de comunidad afroamericana, etcétera. Mientras todos estos movimientos sociales transcurrían, en Nueva York, existía un bar llamado Stonewall Inn. Había muy pocos bares donde las personas de la comunidad LGTBIQ+ podían ir sin tener mayores problemas, el Stonewall Inn era uno de los más populares. La madrugada del 28 de junio de 1969 marcó un antes y un después. Lo que parecía ser una típica redada policial en los bares gays, o lo que podemos definir también como «arrestos organizados» o «caza de brujas», terminó por descontrolarse cuando quienes estaban en el bar decidieron enfrentarse a la policía, los enfrentamientos continuaron varias noches después. Este episodio de la historia es considerado como una de las primeras luchas de la comunidad LGTBIQ+ contra un sistema que perseguía a personas no normativas; es un precedente importante para lo que, un año después, se denominó la marcha del Orgullo LGTB; y que, años más tarde, se trasladó -con diferentes matices- a muchas partes del mundo, incluidos nuestros países rioplatenses.
Mientras escribo esto, da vueltas en mi cabeza, una y otra vez, la frase de Carlos Jáuregui -gran activista LGTB argentino-: «En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política»
Con el paso del tiempo -y gracias a la lucha de quienes estuvieron antes que nosotrxs, por supuesto-, la comunidad LGTBIQ+ fue ganando batallas, adquiriendo derechos; pero aún falta mucho. Falta trascender de algunas etiquetas represivas, limitantes; falta que dejen de golpearnos o matarnos por ser «puto», «torta» o «trava»; falta que se haga efectivo el cupo laboral para lxs compañerxs travas y trans; o mínimamente que su esperanza de vida supere los 35/ 41 años. Falta mucho, sí; pero si miramos sólo eso, seguramente perderemos la esperanza. Y si hay algo que el movimiento LGTBIQ+ nos enseña, es a resistir, resistir con alegría y celebrando el camino recorrido. Incluso podemos conjugarlo con lo que el movimiento valdense nos enseñó -o al menos a mí-: a resistir con fe.
Que Dios nos acompañe en las luchas que restan para conseguir más derechos, más libertad; que nos anime a despojarnos de la vergüenza que la cultura heteronormativa nos impone y nos enseñe, día a día, a amarnos como él nos ama; y que nos muestre, las veces que haga falta, cómo ser aquello que queremos ser: una comunidad inclusiva.
Daiana Genre Bert
«A medida que fue pasando el tiempo, al ir observando mi vida y la de mis amigos, me fui dando cuenta de un hecho: que una persona, sea o no gay, debería ser un dato sin importancia. ¿Qué heterosexual va por la vida contando sus intimidades sexuales? ¿A quién le importan?
Si el hecho de ser homosexual afecta a quienes lo son es a causa de la falta de derechos, de la discriminación y la marginación a la que somos expuestos injustamente.»Carlos Jáuregui