1184 – Concilio de Verona

Se confirma la prohibición de que los laicos prediquen sin la confirmación oficial de los obispos. Primera mención de los valdenses como “pobres de Lyon” en un documento pontificio. Excomunión de los valdenses por desobediencia al obispo y expulsión de Lyon.

Habiéndose les negado el privilegio de la predicación, y sintiéndose llamados por Dios a tal ministerio, Valdo y sus seguidores no tardaron en obedecer la voz divina antes que la de los hombres. Desde entonces, tuvieron al movimiento valdense como «herejes», y en 1184 fueron excomulgados por el Concilio de Verona.41 La ratificación de tal decisión fue debida al papa Lucio III (1181-1185).42

Desde el día en que Valdo se reveló contra la autoridad romana, se reveló como un verdadero reformador. Su voto de obediencia, implícito en el de pobreza, se transformó en el principio de obediencia a la soberana autoridad divina que fue, en todo tiempo, «la piedra angular de toda reforma religiosa».43

A partir de ese momento, como herejes, los valdenses sufrieron todo tipo de persecuciones.

Valdo murió hacia el año 1217, pero ni la muerte del fundador, ni las persecuciones, pudieron detener el movimiento, que se extendió de forma considerable por toda la Europa continental.44

Bibliografía
40 Ibid, p. 22.
41 H. H. Muirhead, p. 318.
42 Williston Walker, Historia de la Iglesia Cristiana, (Kansas City, Missouri: Edit. Casa Nazarena de Publicaciones, Séptima impresión, 1985), p.251.
43 Ernesto Comba, p. 28.
44 H. H. Muirhead, p. 318.

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