Centro-norte de Italia, con capital en Milán, y Lorena.
En Lombardía, y especialmente en Milán, las disidencias eran numerosas; nos limitaremos a recordar las dos principales, y que tienen mayor afinidad con los Pobres de Lyon: los Arnaldistas y los Humillados.
Había también el partido de los Patarinos, así llamados de un barrio de Milán conocido por la «Pattaria» (cambalache). Se remontaba al siglo X y había surgido para combatir al alto clero con el fin de reformarlo. Los Cátaros fácilmente se unieron a los Patarinos, y de tal modo parecieron aliados que muchas veces eran llamados Catarini.
Los Arnaldistas ya sabemos quienes eran: los discípulos de Arnaldo de Brescia, llamados también «los Lombardos». Eran quizás, entre todos los disidentes, los que acentuaban mayormente su independencia de la Iglesia Romana, firmes en este principio: que tan sólo quien lleva vida conforme a la de los apóstoles, puede apacentar las almas y administrar los Sacramentos».
Los Humillados formaban una cofradía de nobles lombardos, quienes, durante su cautiverio en Alemania, a principio del siglo XII, habían hecho voto de asociarse al volver a la patria, viviendo con humildad y en la pobreza; trabajaban como tejedores de lana e iban vestidos con túnicas blancas o grises. La orden estaba compuesta primeramente de laicos, pero acogió más tarde sacerdotes; estos últimos terminaron por someterse al papa, el que prohibió categóricamente a los laicos celebrar reuniones y predicar en público. La prohibición papal no tuvo otro efecto que separarlos definitivamente de la Iglesia y empujarlos a la fusión con los Arnaldistas.
La afinidad de estos elementos lombardos con los Pobres de Lyon era, pues, grandísima; posiblemente Valdo mismo los visitó durante su viaje a Roma; de cualquier modo, cuando, hacia 1175, los Pobres de Lyon comenzaron a bajar a Lombardía, debieron fácilmente entenderse con los Humillados, tanto que en 1183 el Concilio de Verona identificaba los unos con los otros, condenando a «los Humillados o Pobres de Lyon».
Después de esta excomunión, que ya sabemos como apuró la dispersión de los secuaces de Valdo, los prófugos arribaron en gran número a Milán, y entonces la comunidad, en su conjunto, tomó el nombre de Pobres de Lombardía, dejando caer en desuso los otros nombres, especialmente el de Arnaldistas.
Nótese que los adherentes a estos movimientos evangélicos eran contrarios a toda denominación personal, excepto la que deriva del nombre de Cristo. Por esto duró mucho tiempo, por voluntad de Valdo y de ellos, el nombre de Pobres; el de Valdenses, que prevaleció después, fue acuñado y divulgado por sus adversarios.
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