Lee en tu Biblia: Juan 20: 19-31
Los apóstoles están inmóviles, no pueden reaccionar a la pérdida y ajusticiamiento de su referente.
El hecho de volver Jesús a sus vidas, les recuerda que en él se encarna la injusticia de la humanidad. Manifestándose en aquellos que todos los días sufren heridas profundas, debido a la desidia de quienes se sienten puros, impolutos e indiferentes a las llagas de sus prójimos; y de los miedos de las autoridades poderosas ante su temor de ser subvertida su acomodada situación.
Los apóstoles reciben el poder de la acción de un cambio amoroso en el mundo, y de perdonar o no, de juzgar. Al tener a Jesús entre ellos, están dispuestos a una acción directa, sin embargo hay creyentes que se niegan a ver esa injusticia. Se encuentran bloqueados, auto boicoteados, con cadenas que no le permiten moverse en una acción liberadora y humanizante, o simplemente están mirando ocupados hacia otros objetivos en sus vidas y ligados a ese mundo que requiere de salvación. Para salir de esa situación, necesitan palpar el dolor, tener contacto directo con el necesitado, con las víctimas de esta sociedad; y así conmoverse, ser interpelados por la realidad, sentir ese dolor, esos sufrimientos, y darse la posibilidad de convertirse. En otras palabras, creer en un Cristo que invita a una acción directa y activa ante la injusticia y el sufrimiento.
Gustavo Reimondo