Lee en tu Biblia: Lucas 8:26-39
¿Cómo nos preparamos para responder a Jesús cuando viene a una comunidad?
Jesús fue al otro lado, a la tierra de los gentiles, a pueblos griegos que se caracterizaban por la sabiduría, por la racionalidad y se dirigió a un hombre que estaba entre los muertos, podríamos decir que fue al lugar de los conflictos, de la violencia de la falta de esperanza y reaccionaron los dueños del poder, los dueños de los cerdos a los que no les interesan los animales, les interesan los ingresos, los beneficios, la seguridad la y estabilidad económica que ellos le podían brindar. Esto molestó y mucho, hasta el punto que le pidieron que se fuera.
En nuestras comunidades, ¿cómo respondemos al poder de Jesús? ¿Reconocemos esos momentos en los cuales actúa Jesús? Ciertamente hay algunos entre nosotros/as que tenemos miedo del poder de Jesús que con lleva y ofrece. Cuando hay un acontecimiento milagroso, algunas personas dudan, dudan que Dios esté implicado en estos actos, o dudan que el problema sea realmente tan malo. Somos tan buenos en dudar, como somos tan buenos en el miedo y cuando son cómodas y fiables nuestras vidas, nos gusta guardarlas así.
Estamos bien conscientes que la vida no es siempre cómoda y fiable. Así pues, cuando hemos alcanzado un cierto nivel de paz, somos escépticos de cualquier cosa que lo interrumpe.
El endemoniado Gadareno no era escéptico de Jesús, este hombre abrazó la nueva vida que Jesús le ofreció, salió inmediatamente a compartir el evangelio con todos en la ciudad. Inmediatamente deseó dejar a su comunidad enteramente y quedarse con Jesús y los discípulos. Pero Jesús le dijo: «Vuélvete a tu casa y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo”.
Y, por eso, siguió las instrucciones de Jesús, salió para decir al mundo las buenas cosas que Jesús había hecho por y para él. Jesús le pide que diga a todos del poder de Dios, y esta persona cumple con el mandato.
El endemoniado de Gadareno ha identificado las acciones de Jesús como un milagro divino, reconoce a Jesús como el hijo de Dios. En estos tiempos vertiginosos y confusos que nos tocan, tenemos en este texto bíblico un ejemplo más de cómo evangelizar en nuestras comunidades. Podemos tomarlo y reconocer que nosotros/as estamos llamados a compartir el evangelio de Jesús con nuestros hermanos y hermanas e ir a la otra orilla dejando los miedos y las comodidades atrás.
Nelda Eichhorn
Miembro de la Mesa Valdense