Presentación de Pra. Claudia Tron – Departamento de Mujeres y Justicia de Género AIPRAL
Compartir aprendizajes y desafíos a 20 años de la Confesión de Accra, desde la perspectiva de las mujeres… gracias por la oportunidad.
En primer lugar voy a recordarme/les algunos párrafos de la Confesión, pero no sin antes decirles que aún con el paso del tiempo, el contenido de todo el documento sigue movilizando, apelando e invitando a la pregunta, al pensamiento crítico y al compromiso.
Hace 20 años, la Confesión de Accra nos interpelaba a las iglesias reformadas ante “la urgencia cada vez mayor de la injusticia económica mundial y la destrucción del medio ambiente… a comprometernos en un proceso de “reconocimiento, educación y confesión” y nos desafiaba a responder al llamado a “…romper las cadenas de la opresión y los yugos de la injusticia, y dejar en libertad a los quebrantados” que llega con la voz profética de Isaías 58:6. Y con las palabras de Romanos 8, 22: la creación sigue gimiendo, en cautiverio, esperando su liberación nos recordaba que “El clamor de las personas que sufren y las heridas de la creación misma nos están cuestionando. Observamos una convergencia drástica entre el sufrimiento de las personas y el daño hecho al resto de la creación.”
“Los signos de los tiempos se han vuelto más alarmantes y hemos de interpretarlos. Las causas subyacentes de los tremendos peligros para la vida son, sobre todo, producto de un sistema económico injusto defendido y protegido mediante la fuerza política y militar. Los sistemas económicos constituyen una cuestión de vida o muerte.”
La mayoría de las personas sumidas en la pobreza son mujeres, niños y niñas, y sigue aumentando el número de personas que viven en la pobreza absoluta…
Afirma que la integridad de nuestra fe corre peligro si guardamos silencio o nos negamos a actuar frente al sistema actual de globalización económica neoliberal, por lo tanto, confesamos ante Dios y ante los demás… que creemos en Dios, Creador y Sustentador de toda la vida, que nos llama asociados en la creación y redención del mundo. Vivimos bajo la promesa de que Jesucristo vino para que todos tengan plenitud de vida (Jn 10:10). Guiados y sostenidos por el Espíritu Santo nos abrimos hacia la realidad de nuestro mundo.
Rechazamos el orden económico mundial actual impuesto por el capitalismo neoliberal global… Creemos que Dios convoca a hombres, mujeres y niños de todos los lugares, a ricos y pobres, a elevar la unidad de la iglesia y su misión, de tal manera que la reconciliación a la cual Cristo nos llama, pueda hacerse visible a trabajar junto con la comunidad ecuménica, los movimientos civiles y populares que luchan por la justicia económica y la integridad de la creación, proclamamos que nos comprometemos a cambiar, renovar y restaurar la economía y la tierra, y que escogemos la vida, de modo que vivamos nosotros y nuestra descendencia (Dt 30:19).
El leer, escuchar, pensar, pasar por el cuerpo este puñado de líneas de la Confesión de Accra, deseamos nos prepare para releer, contextualizar y resignificar su contenido. A la luz de este tiempo, tal como se nos solicitó: desde la perspectiva de las mujeres.
NO GUARDAR SILENCIO, comprometernos en un proceso de “reconocimiento, educación y confesión”, identificar las causas subyacentes de los peligros para la vida que son, sobre todo, producto de un sistema económico injusto defendido y protegido mediante la fuerza política y militar.
Desde la perspectiva de las mujeres queremos desafiarnos a sumar enfoques y profundizar los análisis para discernir que las causas de la pobreza, de los cambios climáticos irreversibles, de la ausencia de paz, son las mismas que producen y sostienen las inequidades e injusticias de género, de raza, de identidades. Por lo tanto nos desafiamos a ir al encuentro de las contribuciones de la perspectiva de género, de los feminismos y del pensamiento decolonial, por medio de las cuales venimos haciendo un camino que nos permite ver e identificar al patriarcado como matriz y causa subyacente que provoca y reproduce los sistemas económicos injustos que venimos denunciando.
El patriarcado no sólo ha naturalizado la inequidad de género sino que sostiene desde su lógica de conquista, dominación y abuso, el sistema económico de explotación, violación y sometimiento de la naturaleza y las personas; sistema que provoca pobreza, exclusión y muerte
En tal sentido como iglesias tenemos el desafío y la oportunidad de acompañarnos y nutrirnos de los aportes de los feminismos decoloniales, del ecofeminismo, y hacer nuestros aportes, desde las prácticas, a las teologías que se van construyendo desde estas relecturas. El desafío a comprometernos en la construcción colectiva de nuevas hermenéuticas y nuevas dinámicas eclesiales/comunitarias liberadas de las interpretaciones bíblicas teológicas opresoras. Prácticas comunitarias, pastorales, diaconales y sociales liberadoras. Quiero traer aquí una cita de quienes vienen trabajando en los desafíos de una espiritualidad eco feminista:
“La opresión de la mujer y la destrucción del planeta vienen del mismo sistema patriarcal, “poder sobre”– que niega la necesaria unión y armonía entre todo el cosmos. El ecofeminismo invita a redescubrir quiénes somos como especie humana…en una época hemos desarrollado una manera de pensar y actuar que nos ha hecho creer que estábamos separados de las otras especies de la tierra. Y no solamente separados de, sino con un absoluto poder sobre las demás especies. Más aún, hemos pensado que la tierra era nuestra, para dominarla y someterla. Solamente en las últimas décadas hemos podido ponerle nombre: patriarcado, sistema que califica todo en términos de dominación y subordinación, arriba o abajo, bueno o malo, superior o inferior. La opresión de la mujer y la destrucción del planeta no son dos fenómenos aislados, sino dos formas de la misma violencia. Los dos vienen de una aberrante necesidad de controlar lo que es diferente, lo que no entendemos.”[1]
NO GUARDAR SILENCIO… la urgencia cada vez mayor de la injusticia económica mundial y la destrucción del medio ambiente nos compromete en un proceso de “reconocimiento, educación y confesión”
Si bien el cambio climático y la degradación ambiental son problemas globales, las mujeres, las diversidades y las comunidades vulnerables suelen enfrentar los mayores impactos debido a desigualdades estructurales que limitan su acceso a recursos, oportunidades y poder de decisión. En medio de estas realidades, el compromiso de las iglesias con la educación ambiental se transforma en una herramienta clave para promover no solo la sostenibilidad, sino también la equidad de género.
Las estadísticas muestran que las mujeres, especialmente en comunidades rurales o en situación de pobreza, son las más afectadas por las crisis ambientales. Representan el 80% de las personas desplazadas por desastres climáticos. Además, el cambio climático impacta directamente en tareas feminizadas, como la recolección de agua o la gestión de residuos.
La perspectiva de género también permite visibilizar los trabajos de cuidado, y sus inequidades, históricamente desvalorizados tanto económica como socialmente. Al vincular los cuidados con la sostenibilidad ambiental, se destaca su importancia para la vida en el planeta, a pesar de que muchas de estas tareas no tengan un valor económico reconocido.
Los ambientalismos, los feminismos y, en su intersección, los ecofeminismos, han denunciado un sistema que destruye el ambiente, perpetúa la inequidad y pone en riesgo el futuro. Integrar la perspectiva de género en la educación ambiental es una estrategia esencial para encontrar soluciones sostenibles y equitativas a las crisis climáticas.
Como iglesias es necesario no guardar silencio, acompañarnos y sostenernos en el ejercicio de desenmascarar inequidades y la dinámica de sistemas que violan y someten a esclavitud a la naturaleza, provocando la muerte y exclusión de los ecosistemas y su biodiversidad de la que las personas somos parte.
NO GUARDAR SILENCIO… La mayoría de las personas sumidas en la pobreza son mujeres, niños y niñas…
ONU Mujeres informa que más de 340 millones de niñas y mujeres vivirán en pobreza extrema en 2030, es decir, aproximadamente el 8% de la población femenina mundial. Además, casi el 25% pasará hambre o deficiencia alimentaria. Son 236 millones de mujeres y niñas en comparación con 131 millones de hombres y niños.
El hecho de que la pobreza afecte más a mujeres y niñas es conocido como feminización de la pobreza y hace referencia a las barreras sociales, económicas, judiciales y culturales que generan que las mujeres se encuentren más expuestas al empobrecimiento de su calidad de vida.
La pobreza frena su independencia económica, el acceso a recursos o a derechos como la educación y la salud. Además, genera menos protección ante la violencia y suma más dificultades para tomar decisiones o participar de forma activa en la vida política.
La brecha laboral y de ingresos es uno de los principales factores que potencian la feminización de la pobreza con salarios más bajos, trabajos no remunerados y mayor tiempo dedicado a los cuidados.
“Por cada dólar que ganan los hombres en ingresos laborales a nivel mundial, las mujeres ganan sólo 51 centavos.”… dedicando en promedio 4 horas y 25 minutos al día, en comparación con 1 hora y 23 minutos de los hombres. En América Latina y el Caribe el trabajo de cuidado no remunerado equivale a aproximadamente el 21.4% del PIB, si se cuantificara el valor del trabajo de cuidado no remunerado, podría representar hasta 21 centavos por cada dólar generado por la economía de la región. [2]
Vinculada a esta realidad está la de la feminización de los procesos migratorios en ALC. Es necesario profundizar los esfuerzos por superar las limitaciones de las fuentes de información, que por muchos años mantuvieron la migración femenina en la invisibilidad. La perspectiva de género debe estar presente, además, en la generación de información sobre reunificación familiar, trata de personas con fines de explotación laboral y sexual, remesas, migración de personal calificado entre tantos temas. Las iglesias tenemos ante esta realidad un gran desafío pastoral y diaconal.
NO GUARDAR SILENCIO… es necesario rebelarse contra todas las formas de opresión.
El feminismo decolonial es un movimiento que tiene sus orígenes en el movimiento popular de mujeres afrodescendientes e indígenas, y tiene un espacio importante en la academia para permitir diferentes formas de pensar sobre el feminismo que rompen con una teoría universal de la opresión contra las mujeres.
Por ello, es importante considerar las formas en las que las mujeres oprimidas racialmente están rompiendo con este molde en la búsqueda de descolonizar los derechos humanos en su conjunto; aporte clave para la discusión que intenta desenmascarar los problemas que surgen de una teoría universal de los derechos.
Si uno va a rebelarse contra la opresión, debe hacerlo contra todas las formas de opresión al mismo tiempo: racismo, capitalismo y patriarcado). De lo contrario se va a caer en las mismas narrativas de las cuales pretendemos emanciparnos.
NO GUARDAR SILENCIO… “El clamor de las personas que sufren y las heridas de la creación misma nos están cuestionando…”
Durante 2023 y 2024 se registraron en ALC 7893 femicidios. Para el 56% (4421) de los casos registrados durante ese período, se desconoce si las víctimas habían denunciado previamente a su agresor. La mayoría de las víctimas tenían entre 21 y 30 años.
Según datos del Mapa de Femicidios en América Latina y el Caribe se registraron en los años 2023 y 2024 al menos 3234 hija/o/es huérfanos por feminicidios.
Según Mundo Sur, enero de 2024 marcó un incremento de crímenes de odio hacia el colectivo LGTBQI+ del 50% en comparación con el mismo periodo en 2023.
NO GUARDAR SILENCIO… ante el odio que se presenta como amor… el control que se presenta como cuidado…
Existe en diferentes partes del continente una arremetida conservadora, la que se encuentra agrupándose en contra de los derechos sexuales y reproductivos. Cada vez más pueden identificarse diversos movimientos en los que denominaciones cristianas se juntan en contra de un enemigo común al que nombran con “ideología de género”. Este grupo que se caracteriza por la intolerancia, el purismo, el reduccionismo como metodología exegética y el ultraliteralismo como clave para interpretar los textos bíblicos, olvidando que las traducciones también implican un posicionamiento ideológico.
Levantan banderas que desencadenan una batalla que se presenta como espiritual y alertan sobre lo que han llamado un “nuevo orden” que amenazaría con aniquilar la familia, el matrimonio y la heterosexualidad.
Desde la perspectiva de las mujeres, y en medio de estas realidades crecientes que generan confusión y fragmentación en todos los espacios que habitamos, es importante dar a conocer y extender las críticas realizadas desde las teologías feministas decoloniales, basadas en la hermenéutica de la sospecha, y que desde los trabajos de compañeras del continente como Elsa Tamez, Irene Foulknes, María Pilar Aquino, Ana María Tepedino, Ofelia Ortega, Beatriz Melano, María Teresa Porcile, Silvia Regina Lima, Wanda Deifelt, Nancy Cardoso Pereira, Ivoni R. Richter, entre otras pioneras en ese campo han cuestionado el patriarcado cristiano estableciendo herramientas conceptuales claras y claves.
También, desde la perspectiva de género y religión las lecturas teológico-críticas efectuadas desde lo queer/cuir, propuestas que han permitido desentrañar otras miradas de lo divino. En esta línea cabe resaltar el trabajo pionero, de Marcella Althaus-Reid, quien buscó indecentar la teología pero también los trabajos posteriores en el continente realizados por Córdova Quero, Musskopf, por poner algunos ejemplos.
Ambas posiciones críticas de los cristianismos desde sus propias estructuras, las teologías feministas y las teologías queer/cuir, si bien son marginales en muchos sentidos, son herramientas que pueden ayudarnos en la lucha contra los fundamentalismos en tanto reflexiones que surgen de la marginación eclesial como social. [3]
NO GUARDAR SILENCIO… dejarnos enseñar, apelar y motivar por la Confesión de ACCRA; releerla y ponerla en diálogo con las realidades que hoy siguen clamando por liberación y justicia desde las contribuciones de las nuevas herramientas de análisis e interpretación que con el aporte de tanta gente a lo largo y ancho del continente, acompañan la búsqueda de vida plena para todes.
– Siendo iglesias/comunidades de fe empáticas, capaces de celebrar y celebrarse con cada transformación que la ruaj provoca y produce.
– Dispuestas a deconstruirse y a construir desde la circulación de la palabra una hermenéutica bíblica teológica que anime y fortalezca voces proféticas.
– Dispuestas a participar y ser fermento crítico en los movimientos sociales acompañando desde la fe la formulación de políticas públicas con nuevos enfoques para la transformación de la sociedad: con perspectiva de género, con perspectiva de derecho, con perspectiva decolonial, con perspectiva ecofeminista.
8 »O bien, ¿qué mujer que tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa buscando con cuidado hasta encontrarla? 9 Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que había perdido.” Lucas 15,8-9
Consciente de la necesidad de seguir buscando, con el cansancio a cuestas, ella prende la lámpara y no se resigna hasta encontrar la moneda perdida.
Ella, como fiel sabedora ancestral del valor de lo comunitario, lejos de guardar para sí lo hallado, sale al encuentro de sus vecinas y amigas para compartir y celebrar la alegría.
Es que así son las búsquedas y las luchas de las mujeres y diversidades: comprometidas, pacientes, alegres, festivas, comunitarias, colectivas.
Que la gracia divina siga alimentándonos el deseo de seguir buscando, sin prisa pero sin pausa, todo lo necesario y suficiente para la vida linda y buena. Que la Ruaj nos encuentre haciendo fiesta… celebrando en comunión las esperanzas.
Pra. Claudia Tron – Departamento de Mujeres y Justicia de Género AIPRAL
[1] Mary Ress. Espiritualidad ecoeminista en América Latina. Revista Conspirando. Vol 1- 2010.
[2] PNUD. La Pieza Faltante: Valorando El Aporte No Reconocido de Las Mujeres a La Economía.
[3] Enrique Vega-Dávila – Discursos de disfraz y simulación cristiana. Desnudando fundamentalismos cristianos