Reflexiones sobre Mateo 18: 21-35
Se han buscado explicaciones varias -hasta matemáticas- para develar el significado de esta afirmación de Jesús, que como tantas veces, se encuentra sostenida en una parábola. Allí todo se muestra desmesurado porque la deuda del siervo es impagable para la época.
Pedro trae su propuesta de “debo perdonar 7 veces” porque quiere mostrar que supera la Ley del talión vigente en la época, el famoso “ojo por ojo y diente por diente”. Sin embargo, Jesús va más allá y propone un cambio radical para la comunidad de hermanos y hermanas, una transformación que no tolera las hipocresías ni la doble moral, y que identifica el daño, lo enfrenta y decide el perdón.
El perdón es una de esas cuestiones incómodas que el evangelio nos plantea constantemente, quizás porque el perdón casi nunca es un asunto cerrado. Tienes que decidir perdonar cada mañana. Estar dispuestas-os a comprender que el perdón no borra los efectos no deseados del dolor sufrido, y que cada vez que algo toca esa herida, vuelve a doler, a sangrar. Así que con mucha paciencia debemos volver a limpiar y establecer higiene espiritual y emocional, buscando la restauración.
No se trata de perdonar a una persona que ofende continuamente, sino de perdonar repetidamente en nuestro corazón. El verdadero perdón, el que hace que una se sienta libre, suele producirse por etapas. No es un sentimiento ni un olvido; es la elección que la y el creyente debe hacer.
Todos-as formamos parte de una comunidad de «perdonadas y perdonados», porque el perdón es un don de Dios, que siempre necesitamos. Debemos asombrarnos siempre de la inmensidad de la misericordia que recibimos del Padre, que nos perdona si nosotros-as perdonamos también a nuestros-as hermanos-as.
Hay situaciones en las que no es fácil perdonar, situaciones que surgen de las condiciones políticas, sociales, económicas, en las que el perdón puede adquirir una dimensión comunitaria. Hay muchos ejemplos de mujeres y hombres que consiguieron perdonar incluso en los contextos más duros, ayudados por la comunidad que les apoyó. Para eso la comunidad debe buscar justicia, hasta castigo penal si es un delito, y acompañar a las víctimas en la sanidad del alma, de la psiquis, del cuerpo.
«Perdonar no es olvidar el pasado; más bien, es abrirse al futuro. Por eso, el poeta inglés del siglo XVIII, Alexander Pope, dijo: ‘Errar es humano, perdonar es divino’.»
Claudia Florentin
Periodista, Editora de Alc Noticias y Con Efe Comunicaciones