Apuntes de la directora – Página Valdense edición junio 2020
En este mientras tanto…
Como leeremos en varias páginas de esta edición, la situación que trajo consigo el COVID-19 nos tomó por sorpresa. En el mes de marzo llegaron los primeros casos a nuestra región, pero desde hacía bastante tiempo los medios se ocupaban de contarnos la situación mundial; poniendo énfasis en esto y en aquello, en determinar si las medidas fueron tomadas a tiempo o de manera tardía, si esto era exagerado o si aquello era irresponsable.
Llegó el tiempo de «quedarse en casa», y con él, una nueva cotidianidad, al menos para la gran mayoría. Lo cierto es que, mientras navegábamos entre cifras y estadísticas, nos inundaron las emociones provocadas por un aislamiento social repentino. El desconcierto de una emergencia sanitaria sin precedentes, la preocupación por la situación laboral y económica de cada familia, la ansiedad que genera lo desconocido; porque lo único que sabemos es que nadie tiene las respuestas a las miles de preguntas que trajo consigo esta pandemia.
Intentando sobrellevar este tiempo incierto podemos leer conjeturas de las más variadas, la mayoría sustentadas en grandes supuestos; algunas se centran en el origen de esta situación, otras prefieren vaticinar sobre el tiempo post pandémico. Aunque queramos, no podemos apresurar el tiempo para saber cuándo y cómo podremos retomar algo de nuestra ‘normalidad’, o si tendremos que construir otra. Vivimos en un mientras tanto.
Es simplemente imposible generalizar cómo nos fuimos sintiendo a lo largo de estos meses, cómo se fueron transformando nuestras emociones con el paso del tiempo, cómo nos fuimos adaptando a no encontrarnos presencialmente. ¿Quién hubiese pensado en festejar cumpleaños por videollamadas? ¿’Juntadas’ de amigxs o familia, celular o computadora mediante? ¿Celebraciones de fe virtuales?
De repente, pasamos de quejarnos por la falta de tiempo para hacer determinadas cosas, a resolver el acertijo de qué hacer durante todos los días, por varias semanas, incluso meses. De una manera u otra, fue una invitación -casi obligatoria- a pensar sobre algunas cosas. En mi caso, por ejemplo, a redescubrir los detalles; y no me refiero a cuestiones mínimas, sino aquellas cositas que hacen de cada día algo más lindo, disfrutable, como sentir el ruido de hojas secas mientras camino, la conversación espontánea con quien atiende el kiosco de la vuelta de mi casa, o notar el cambio de estación porque dejaron de venir los picaflores al jardín de mi vecina. Y sin mencionar que, en un abrir y cerrar de ojos, tuvimos que poner abrazos en espera y encuentros en suspenso.
Esta pandemia parece ser un paquete complejo que coquetea entre economía, sistemas de salud y emociones de las más diversas. Puso sobre la mesa algunos temas que muchas personas pretenden invisibilizar como la precarización laboral, la violencia de género, la desprotección del Estado hacia algunos sectores y varios etcéteras.
Pero, aun así, en este mientras tanto, seguimos buscando salidas colectivas, ensayando nuevas dinámicas, aprendiendo a acompañarnos desde las distancias, resolviendo cómo manejar esta mixtura de sentimientos.
Si es cierto que «cada crisis es una oportunidad», espero que ésta nos sirva para valorar, redescubrir y resignificar el potencial de lo colectivo, sobre todo cuando se trata de construir un mundo más justo, equitativo y empático.
Que pronto nos volvamos a abrazar, y que Jesús sea, siempre, parte de ese abrazo.
Daiana Genre Bert