Experiencia de atención pastoral en el sur argentino

A partir de un acuerdo cuatripartito, el pastor Enrico Benedetto estará residiendo en Jacinto Arauz y dando atención pastoral a la comunidad y al Presbiterio Sur Argentino (PSA). Este acuerdo se da entre el propio Enrico, la Mesa Valdense, el PSA y la Iglesia de Colonia Iris, y se hizo efectivo a partir de la pasada Asamblea Presbiterial.

En diálogo con el moderador, Marcelo Nicolau, quien acompañó en la celebración e instalación de Enrico en el sur argentino, comenta que la Tavola valdese está informada de todo este acuerdo, pero no tiene vinculación administrativa con Enrico, y por lo tanto no es necesario que participe del acuerdo, aunque fue informada por una cuestión de claridad y de buena práctica comunicacional entre las dos áreas de la Iglesia.

Si bien su residencia la tendrá en la comunidad de Colonia Iris, el acuerdo prevé que pueda visitar y realizar actividades también en las demás comunidades del sur del presbiterio sur (Bahía Blanca y Laprida), de manera coordinada con la Comisión Presbiterial del PSA. La duración de la experiencia será de cuatro meses, comenzando a finales de marzo y finalizando a finales de julio.

En este sentido, Mesa Valdense consideró que era esencial su participación en la Asamblea Presbiterial para clarificar algunos aspectos que puedan resultar confusos o, incluso, desconocerse. Además, es una oportunidad para tener una idea clara de la forma de trabajo que cada lugar va adquiriendo, amén de fortalecer con ideas y propuestas los diversos emprendimientos y planificaciones regionales y locales. “Sería ideal poder estar en todas las asambleas presbiteriales, pero lógicamente, no es materialmente posible, por lo que hay que complementar muchas veces con visitas específicas, como hemos hecho recientemente con el Presbiterio Colonia Norte y Soriano”, profundizó Marcelo.

Por su parte, Enrico menciona que tiene un gran desafío por delante: “llego en una realidad territorial que no encuentra pastores regulares y estoy aquí también para que aprendamos, como comunidad, a vivir sin pastores e incluso, sin expectativa mesiánica de pastores porque si hay expectativa mesiánica necesitamos un verdadero Mesías, no un pastor”. 

Además, cree que hay que caminar hacia un cambio profundo en el modelo tradicional que es pastorcentrista. “Necesitamos una eclesiología que ponga en valor los dones de la gente. Estoy aquí para contribuir a que podamos vivir bien sin sentir la falta de un ministerio pastoral, sin frustración. Si hay un pastor, será un pastor que visita. Esa práctica se asemeja al modelo valdense antes de la Reforma Protestante, que fue una reforma urbana en Europa, no una reforma rural. Ese modelo, ese valdismo, es muy interesante y puede inspirarnos en muchos proyectos para el futuro”, y cierra su reflexión diciendo: “la creatividad es importante, es más importante que la disciplina reformada clásica; porque estamos un poco presos de esa disciplina. Necesitamos espontaneidad, y aquí hay. Necesitamos que las energías no sean empleadas para respetar una disciplina que es muy teórica y muy abstracta”.

El moderador hace hincapié en la importancia de la participación de todas y todos en cada instancia: “Es un tiempo de desafíos, cambios y transformaciones. Nuestra participación, opinión y actividad es fundamental para que ese proceso resulte significativo y enriquecedor para nuestra vida de fe y testimonio evangélico en la sociedad. Los encuentros, como las asambleas presbiteriales, son oportunidades que Dios nos regala, para compartir, planificar, decidir y caminar juntos y juntas, en un marco de celebración permanente en eterna gratitud a Dios por la vida y los desafíos que nos pone a cada paso en nuestra vida. ¡No desaprovechemos estas oportunidades! Hay mucha gente esperando, la creación entera está esperando, la manifestación de los hijos e hijas de Dios (Romanos 8:19).”

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