HAY SEÑALES…PARA NOSOTRAS HOY

Lee en tu Biblia: Lucas 21: 25- 36.

Parece que el ser humano no puede andar por el mundo sin señales. Y señalamos todo. Lo que pisamos, lo que comemos, lo que valoramos, lo que creemos, lo que amamos. Y nos perdemos sin señales. Y nos acostumbramos tanto a las señales modernas, a las voces de celulares que nos guían por los caminos, a las propagandas que nos guían en el consumo, a la variedad de terapias que han inundado las vidas para hacernos más felices, que nos cuesta observar por nosotros/as mismas las exquisitas realidades que nos rodean y corremos el riesgo de perder la sensibilidad propia como señal de que estamos vivas/os.

Este relato del evangelio de Lucas 21: 25 al 36 sobre las señales y su ejemplo de la higuera llega a nosotras/os en el tiempo de la primavera. Nos embelesamos mirando como todo nace de nuevo tras el largo invierno de la naturaleza y de nuestras vidas. Es un bálsamo, cura heridas porque nos dice que se puede empezar de nuevo, que hay que aprender a mirar y a sentir y casi podemos paladear la dulzura de los higos.

Claro que también hay quienes pretenden asustarnos con las señales acerca del fin. ¿Fin de qué? ¿Fin de quiénes? ¿Fin para qué?

Las mujeres conocemos de señales. Señales que hablan de cuidados, de esas somos sabias. Señales que hablan de nuestros cansancios, dolores y malestares, a esas las tratamos de olvidar o no registrarlas. Hemos aprendido por siglos a interpretar señales de otros y a olvidar las propias.

Así que en este tiempo como mujeres estamos aprendiendo a observar y sentir otras señales: señales de pañuelos verdes, señales de marchas, señales de manos levantadas, señales de cuerpos marcados, señales de abrazos sororales, señales de lágrimas compartidas y ya no en soledad, señales de colores violetas que inundan las calles y las plazas. Señales que nos contienen en la lucha desigual contra el poder patriarcal. Y señales que nos hablan de un fin, que lejos de asustarnos, nos impulsan con más fuerzas porque señalan el comienzo de tiempos nuevos, resucitadas/os en igualdad, para paladear juntos/as higos dulces que hablan del amor de Dios/Diosa.

Las mujeres conocemos de señales y no nos asustan los finales ¿Será acaso esto señal del Reino que ya está viniendo?

Pastora valdense Blanca Armand Pilón Salvagiot

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.