¡Jesús, la mejor receta para vivir y convivir en armonía!

Leemos en nuestra Biblia: Mateo 11:16-19, 25-30

Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar.

Mateo 11:28

En este versículo, pareciera que se nos da una orden en lugar de una invitación. Un imperativo al que, muchas veces, no lo tenemos en cuenta en la rutina diaria; rutina que nos lleva a escuchar con frecuencia palabras como estrés y sobrecarga, que no son más que una sumatoria de agotamiento físico, mental, emocional que las personas solemos sufrir y llevar como una carga imposible de sobrellevar.


Pero me pregunto, ¿por qué nos agotamos y decimos que no tenemos más energías? ¿Por qué no podemos adoptar una actitud inventiva y buscar soluciones a nuestras dificultades? ¿Será porque sentimos que lo que hacemos no es suficiente para vivir dignamente o no cumple nuestras expectativas? ¿O es porque nunca estamos satisfechos-as y creemos que más dinero o estatus social nos harán mejores que los-as demás? Pero si ese fuera el caso, ¿no sería una búsqueda vacía y seguiríamos agotados-as?


En la actualidad, existen muchos recursos para mejorar la calidad de vida, aliviar el sufrimiento, combatir el hambre y promover la paz. Sin embargo, vemos cada vez más violencia y muerte a nuestro alrededor, donde la tolerancia y la empatía parecen no existir. Podríamos plantearnos muchas preguntas sin respuestas. ¿Será que el egoísmo nos lleva a querer ser autosuficientes y tratar de ser superhéroes, sin tener en cuenta a los demás que caminan a nuestro lado? Si Jesús estuviera entre nosotros hoy, seguramente usaría palabras duras que nos hagan sentir incómodos-as y nos movilicen a tomar acciones concretas contra la indiferencia ante el sufrimiento y la ambición que destruye la vida y la creación. Jesús, que habla en nombre de su Padre, nos llama no solo al arrepentimiento y la reparación, sino que nos trae un mensaje de esperanza y fortaleza que nos llevará por el camino de la justicia y la paz.


Jesús mismo nos invita y nos ofrece estar a su lado para superar cualquier tipo de cansancio que provenga de nuestros intentos solitarios. La clave está en reconocer las bendiciones de Dios, las cuales se multiplican cuando las compartimos. Jesús nos invita a formar una comunidad y a transformarnos para poder entregarnos por completo a su plan junto con los-as demás. Construyamos puentes y establezcamos conexiones para transmutar las cargas en una vida plena y abundante, donde prevalezcan la justicia, la paz y el amor. La invitación de Jesús no tiene caducidad; aceptarla y renovarla cada día es la mejor receta para vivir y convivir en armonía con uno-a mismo-a, con los demás y con la creación.

Marta Garnier

Miembro de la Mesa Valdense

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.