Jesús nos invita a seguirlo


Leemos en nuestra Biblia: Mateo 4:12-23

Nuevamente el evangelio nos interpela y nos invita a pensar en este pasaje tan conocido.

El texto de Mateo nos ubica en el comienzo del ministerio de Jesús. Elige la ciudad de Capernaúm, un lugar, una tierra que el profeta Isaías lo había anunciado; geográficamente estratégico, al otro lado del Jordán, habitada por gentiles, un lugar o región de sombras, de muerte donde la luz resplandeció porque Jesús comienza su prédica diciendo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. Esto sucede luego de que Jesús se enterara de que quien lo había bautizado en el Río Jordán, estaba preso.

Jesús hace un llamado. Busca que lo sigan, llama a cuatro personas que eran pescadores, que dejando su trabajo le siguieron. Quizás resulte un poco extraño que busque personas que lo acompañen, porque él podía solo, tenía poder para hacerse escuchar, para convocar, para llevar adelante el ministerio, sin embargo al trabajo no lo quiere hacer solo, quiere compartir esa alegría de su ministerio y predicación junto a otras personas.

Jesús invita a otros/as, a seguirlo.
Reflexionando en esto, podemos afirmar que el evangelio nos dice que todos/as tienen un lugar en el reino de Dios, el plan de Dios es perfecto, somos convocados/as a dejar los apremios de la cotidianeidad, las individualidades, egoísmos, mezquindades y disponernos a trabajar para anunciar la buena noticia del Reino.

Jesús busca que lo sigan, porque valora el trabajo de cada uno/a, porque a su lado se
comienza a obrar de un modo diferente, la vida cobra otro sentido para con Dios y para con los demás. No hay persona por más sencilla que sea que no tenga algo importante que hacer en el reino de Dios. Es más, eso es algo que ninguna otra persona puede hacer por él o ella.

Así debemos ver nuestra participación en la tarea que nos toque hacer, por mínima e
insignificante que sea es importante, somos parte de ese plan de Dios, nada es librado al azar, todos y todas tenemos nuestra tarea y debemos disponernos a realizarla. Por eso invitar a la vida de fe es invitar a descubrir que Dios nos ama y nos anima a mostrar todos los días que hay una vida distinta si velamos y anunciamos ese Reino, de paz, justicia y amor.

Jesús es quien nos invita a ser semilleros de su palabra, instrumentos en la vida de otros/as para poder alivianar las cargas, quizás tirar las redes hacia otro lado nos haga personas diferentes y nos permita descubrir que depende de cada uno/a poder hacerlo.

Debemos animarnos a ser fieles seguidores.
En el cancionero abierto encontramos una canción que en sus estrofas dice:
“Dios te llama a trabajar para su reino,
a ser sal, ser levadura, luz del mundo.
Dios te envía, te sostiene y te dirige.
Vive alegre y confiando en el Señor.
Dios te llama a trabajar para su reino con la voz,
con la oración y con las manos.
Sé instrumento al servicio del Dios vivo,
construyendo así la nueva humanidad”.
Que podamos transformar y transformarnos ante el llamado de Dios, siendo testigos fieles de su palabra.

Nelda Ester Eichhorn
Miembra Laica
Comunidad San Gustavo – La Paz
Argentina

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.