La Asamblea que finalizó su trabajo sobre el mediodía, culminó formalmente con un devocional coordinado por el equipo Requinto, la Coordinadora de la Actividad Juvenil, las y los voluntarios del Parque 17 de Febrero y referentes juveniles.
Insipiradas-os por el encuentro y el lema sinodal, el grupo que guió este espacio nos hizo la invitación de rememorar lo vivido en estos días de asamblea, en el intento de reconocer y visibilizar todos esos pequeños y grandes pasos que se fueron dando, a lo largo del año y en estos días en particular. Tener fresquito todo lo experimentado, todo lo que produce el encuentro para continuar en ese andar, en ese caminar conjunto con los tiempos que sean necesarios, entre aciertos y tropiezos; pero andar con la mirada puesta en un Reino de amor y justicia, tomando como ejemplo a Jesús.
En el momento en que todas las personas que participamos nos disponemos a volver a nuestros lugares, algunas viajando muchas horas y otras simplemente cruzando la calle, es bueno recordarnos que el desafío constante es andar juntos y juntas, predicar y permitirnos los encuentros, la invitación es a hacer y ser hogar, ser comunidad, refugio, abrazo que contiene y libera.
La misión que como iglesia tenemos y afirmamos en cada encuentro nos llama a compartir nuestro testimonio, nuestras vivencias, a dejarnos arropar y a ser arropadas. Hoy que volvemos a nuestras casas con el cuerpo repleto de sensaciones, la invitación se reafirma porque el encuentro reaviva la llama de transformar el mundo, codo a codo, para hacerlo más amable, más justo y más vivible, empezando por cositas simples, pequeñas, haciendo la diferencia en un mundo muchas veces desorientado.
Cuantos más hilos se trenzan
más hermoso es el diseño
reflejando los colores
que pintan el universo.
La belleza de la trama
le viene de lo complejo.
Requiere mucha paciencia
hacer un tejido nuevo.
Hay que ponerle coraje,
bordar gozo y sufrimiento
con la fuerza de tus manos,
los latidos de tu pecho.
Hay que inaugurar talleres
donde viva lo diverso,
refugios de la esperanza,
lugares de nacimiento,
donde nadie quede afuera
de la fiesta y el encuentro.
Remendemos los desgarros
que nos va dejando el tiempo.
Es hora de ir anudando
y juntarse en el intento
desatando aquellos nudos
que nos fueron sometiendo.
Nos hay tarea más urgente
que tejer junto a mi pueblo
Las redes de la justicia
que nos vayan sosteniendo,
hilvanando la utopía
con los hilos de sus sueños.
La belleza de la trama, Humberto Pegoraro.