El pasado jueves 15 de mayo se llevó a cabo la presentación pública de la Escuela de Ministerios Comunitarios (EMC) de la Fundación Red Ecuménica de Educación Teológica (REET) en La Casona de Florencio Varela. Conversamos con Federico Plenc y con tres integrantes de la delegación valdense que estarán formándose en esta instancia ecuménica sobre el camino hasta aquí y las motivaciones por lo que viene.

Sobre la jornada, el referente valdense en el equipo de coordinación, Federico Plenc, comienza diciendo: “Fue una jornada de alegría, donde los mates y el pan calentito cocinado por una veintena de adolescentes se compartieron, a la vez que presentamos el recorrido de este sueño compartido. Un sueño que comenzó hace algunos años”, y con esto inicia el recuerdo del camino reciente que nos lleva al inicio de este proyecto: “La EMC es fruto de un sentir compartido entre iglesias hermanas en nuestro contexto. Luego de un par de consultas ecuménicas donde fue posible poner en común los desafíos, pensar la pertinencia contextual de nuestro testimonio en este tiempo, buscar la inspiración para encontrar nuevas formas de proponer lo comunitario en nuestros barrios urbanos, pueblos y comunidades rurales, así como sincerarnos sobre los modelos en crisis y celebrar la oportunidad de construir desde un movimiento laico una respuesta a esta coyuntura, es que emerge la propuesta de Formación de esta Escuela”.
Termina diciendo: “nos alegra que la iniciativa haya tenido una linda aceptación en las comunidades valdenses. Más de 20 personas de nuestra denominación se han sumado a emprender este recorrido, que integrándose a participantes de las otras iglesias, llegaremos a conformar un grupo de aproximadamente 60 personas. Ponemos en las cuidadosas manos de Dios este sueño compartido, en la esperanza de que inspire este recorrido, transformando lo necesario para seguir construyendo ecuménicamente la iglesia en el mundo, que necesitamos hoy”.
Por su parte, Dardo Zanuttini, de la comunidad de Reconquista, hace hincapié en qué lo trae hasta aquí: “me postulé desde la iglesia de Reconquista, que creo que tiene características bien distintas a la mayoría. Es una iglesia que ya tenía su trabajo barrial con la gente humilde cuando llegué, en el año 69. Por aquel entonces no sabía que a eso se le llamaba diaconía. Así que me convoca la propuesta desde el Proyecto Barrio Nuevo”. Y continúa: “siempre estuve ávido de aprender, la cuestión bíblica siempre me atrapó, sobre todo la interpretación bíblica porque me gusta escuchar las distintas interpretaciones de los textos de quienes lo hacen a partir de su vivencia, tanto personal como social. Por eso los estudios bíblicos en el Barrio Nuevo, donde hoy se centralizan las actividades de la iglesia de Reconquista, siempre me resultaron tan interesantes, por la interpretación que hacen desde su vida cotidiana quienes viven en el barrio”.
Al hablar de expectativas nos dice: “la mía es sencilla: aprender un poco más, pero sobre todo socializar el aprendizaje, ponerlo al servicio de los hermanos y hermanas, que sirva para mejorar la calidad de vida y las relaciones, aunque quizás es una utopía. Siempre digo que la política y la teología tienen un lugar en común: la búsqueda del bien común. Estas iniciativas son una oportunidad para hacer conocer a este Jesús que nos enseñó un modo de vivir distinto a lo que se vive actualmente con este capitalismo voraz, que se nutre en la ignorancia, que se nutre en la violencia, que se nutre en el individualismo; una oportunidad para poder aprender para enfrentar todas estas cuestiones desde este lugar del Evangelio”.
En la misma línea, Clarisa Bertín, desde el Presbiterio Sur Argentino que actualmente participa en el grupo de adolescentes, el grupo de jóvenes y en la escuelita bíblica, nos dice: “es a partir de esas experiencias que me interesa conocer más la Biblia, y hacerlo en profundidad. Sin dudas eso nos va a ayudar a reflexionar en comunidad para poder transmitir lo aprendido a otros-as, poder multiplicarlo”.
Mientras que Abril Gonnet, integrante de la Coordinadora de la Actividad Juvenil (CAJ), quien se postula como parte del Movimiento Juvenil Valdense, comenta: “siempre me interesaron las cuestiones bíblicas dentro de los distintos espacios de la iglesia, y tenía ganas de profundizar un poquito más en ese sentido. Muchas veces me encuentro buscando herramientas para poder llevar a cabo actividades o planificaciones con una profundización más teológica y no depender tanto de un pastor o de una pastora. Quiero que, como grupo juvenil, podamos movernos con más autonomía. Siento que ahora que estoy en la CAJ, estoy tomando la posta y quiero tener herramientas”.
La EMC es un espacio para compartir experiencias para hacer de ello un aprendizaje colectivo; y es desde esa mirada que cada persona que participe en este espacio será protagonista y multiplicadora de la potencialidad transformadora del encuentro con otros y otras.
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