NOTA PRINCIPAL – Página Valdense – Edición abril 2021
«La libertad de ser nosotros mismos para vivir, soñar, crear, servir»
Si queremos pensar en Salud Mental, considero importante situarnos en una breve descripción de lo que implicaría la misma. En este sentido, tanto las leyes de Argentina (N°26.657) como la de Uruguay (19.529) reconocen a «la salud mental como un proceso de bienestar, en el cual la persona es consciente de sus propias capacidades, pudiendo hacer un aporte a la comunidad. Todo esto determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona»[i] [ii].
A partir de esta pequeña definición, se pueden abrir múltiples caminos desde donde pensar la salud mental y pensarnos como sujetos de y con derechos. ¿Quiénes somos? ¿Dónde nacimos? ¿En qué contexto histórico? ¿Cuál es nuestra historia personal? ¿Y social? ¿Cuáles son nuestros intereses culturales? ¿Cómo atravesamos las cuestiones vinculadas a los procesos económicos y sociales del contexto del cual somos parte? ¿Sentimos que se respetan nuestros derechos? ¿Tenemos acceso al cuidado de nuestra salud tanto física como mental? ¿Accedemos a una mirada y atención integral de nuestro ser? ¿Y la gente que nos rodea? ¿Somos capaces de elegir nuestro camino?
A partir de estos interrogantes, creo que es importante poder pensarnos como sujetos con una historia, un recorrido, no solo nuestro, sino de nuestras familias y comunidades. Entendiendo que somos parte de una realidad social que nos acompaña y a la cual también aportamos a la hora de constituirnos como sujetos. Entendiendo que la salud mental, es de cada uno y cada una, pero que no es sin la comunidad en la cual habitamos y somos parte. Y en relación a lo anterior, el conocernos, saber de dónde venimos, cuáles son nuestros orígenes, nuestra identidad, nos permite apropiarnos de la historia y apropiarnos de lo por–venir. Estableciendo un anclaje en la configuración de un presente y construcción de un futuro.
Algo que es curioso es que, «la identidad es vivenciada como propia y singular de cada individuo, pero siempre es social, sólo se sostiene en su reconocimiento por otro. A diferencia de los roles, que son múltiples y variables, la identidad requiere e impone al sujeto de consistencia y coherencia en la producción de sentidos, que deben ser estables y permanecer en el tiempo. En la consideración de esta identidad basada en el reconocimiento de y con los otros, el sujeto puede ejercer su libertad.»[iii]
Cuando algo de esto tambalea, generando dificultades en el presente subjetivo, se puede sentir que el presente se consume en la inmediatez, sin poder salir de las rutinas cotidianas. Esto conlleva desanimo, ansiedad, angustia, estrés… Muchas veces las personas en lugar de preguntarse qué es lo que quieren, lo que desean y les gusta, hacen lo que consideran que se espera de ellas. Como dice el filósofo Byung Chul Han, la sociedad de nuestro tiempo es «una sociedad del rendimiento que cada vez se desembaraza más de la negatividad de las prohibiciones y los mandatos, haciéndose pasar por una sociedad de la libertad»[iv] esto por supuesto que es ficticio, ya que esos mandatos aparecen en demandas que tienen que ver con el rendimiento personal, el poder hacer sin descanso y en la inmediatez. En un tiempo en donde cuestan cada vez más los procesos, donde la urgencia por responder a la/las demandas imaginarias de los otros o las otras, clausura la pregunta por el deseo. Es importante detenernos, preguntarnos, pensarnos, sentirnos. Al respecto, Donal Winnicott introduce el término de «apercepción creadora», el sostiene que lo que hace que alguien sienta que la vida vale la pena de vivirse es justamente esta capacidad creadora.
Y en relación a esto, si podemos apoyarnos en nuestro entorno, sintiéndonos parte de una comunidad, que nos aporta y a la cual aportamos desde nuestros dones e intereses, posiblemente podamos darnos lugar a las preguntas sobre quiénes somos, qué queremos ser dándonos así el espacio a crear.
Asimismo, por lo general, es como la sociedad nos permite sentirnos parte, pertenecer y ser. También es la sociedad la que suele decir que se encuentra por dentro y por fuera de la norma, y cómo debería reencauzarse lo «anormal» para que pueda ser funcional al sistema. Los modos en que se nombran a las personas, las prácticas médicas, los diagnósticos, dejan huellas en las personas que los llevan. Y siempre se corresponden con una determinada línea política, económica e ideológica. Por lo tanto, es importante pensar a la salud y enfermedad mental como categorías construidas, creaciones socioculturales, históricamente situadas, las cuales deben ser interpeladas, cuestionadas y puestas en consideración constantemente.
Desde una perspectiva integral, me parece importante poder pensar que Salud mental es amar, jugar, crear, bailar, emocionarse. Salud mental es poder decir que no estamos bien, que necesitamos ayuda, poder corrernos de los lugares en los cuales no nos podemos encontrar o ser quienes queremos ser. Poder problematizar las realidades que nos circundan y trabajar en un cambio de sentido de aquello que nos lastima. Apuntando siempre a poder ser libres. Salud mental como libertad a la hora de poder ser nosotros y nosotras mismas.
Si bien, muchos de estos procesos son singulares, porque cada persona es única, lo colectivo siempre es una salida a la hora de encontrarnos y reencontrarnos con la esperanza. En un mundo donde la inmediatez es la norma y el salvarse solo/a es lo corriente, la construcción de espacios colectivos, a mi entender, puede ser un camino liberador.
Y en este sentido, deseo que podamos encontrarnos en nuestras comunidades de fe con espacios que sean constructores de salud mental, en tanto que, tal como dice la canción tengamos «la libertad de ser nosotros mismos y nosotras mismas, para vivir, soñar, crear, servir». Creyendo y confiando en un Dios que cruza fronteras para liberar por medio de su amor a la humanidad toda.
Adriana Bertinat
[i] Disponible en: http://fepra.org.ar/docs/Ley-nacional-salud-mental.pdf
[ii] Disponible en: https://legislativo.parlamento.gub.uy/temporales/docu3484981757630.htm#:~:text=%2D%20La%20presente%20ley%20tiene%20por,en%20el%20marco%20del%20Sistema
[iii] Galende; E (2004) “Memoria, historia e identidad” Disponible en: https://www.topia.com.ar/articulos/memoria-historia-e-identidad
[iv] Chul Han; Byung (2018) “La sociedad del cansancio” Pág. 77 Ed. Herder