Leemos en nuestra Biblia: Juan 1:29-42
Como tantas otras veces, decir que sí a la invitación para escribir sobre un texto bíblico, resulta una pelea con el texto, una investigación sobre los que otras y otros dijeron y pensaron, la mayoría de ellos con muchas, muchas más herramientas que las mías. Y aun así, aunque difícil y siempre dudando sobre el resultado, resulta una nueva alegría.
Juan y Jesús. Sentipensarles en su tiempo es algo que siempre abre muchas interrogantes y eso es muy bueno. El tiempo que se nos presenta en estos versículos seguramente es un tiempo muy convulsionado, con un pueblo en situación límite de máxima opresión, un pueblo empobrecido, sin tierra. Todo se les había quitado. Y en esta situación las revueltas eran fruto de la desesperación y allí aparecía la represión al movimiento popular. Los romanos con el apoyo de sumos sacerdotes y la ayuda de las clases dirigentes, siempre traicionando, siempre beneficiadas, “limpiaron Galilea del vandalismo” como pregona Herodes.
Herodes realizó un gobierno represivo, donde cada revuelta provocó muerte y más muerte y más represión, trajo también la memoria del pueblo, la esperanza de liberación. La conciencia del pueblo crece y surgen líderes populares que recuerdan las promesas, los sueños.
Dos de esos líderes populares son Juan y Jesús, los dos anuncian la llegada del Reino, los dos piden conversión. Piden que la vida de cada uno, cada una se vuelva un mensaje claro del amor de Dios. Juan llamando a la solidaridad para que todes tengan comida y vestido, a las autoridades que no roben y a los militares que no extorsionen u obtengan coimas por la fuerza. Volver al desierto, recordar las memorias y los sueños de los abuelos y abuelas.
Jesús proponiendo vida buena para las personas enfermas, para las mujeres, liberación para las oprimidas. Denunciando a los malos líderes y a los poderosos que promueven la injusticia. Teniendo a los y las empobrecidas en el centro de su propuesta.
Sabemos cómo terminaron los dos, asesinados, torturados. La respuesta del sistema de muerte que se siente amenazado es siempre más represión y violencia. Así sea el imperio romano, el capitalismo o el patriarcado… pero me gusta pensar (y lo sé) que con Juan y Jesús había hombres, mujeres, ancianas y jóvenes que también soñaron con ellos, que les sostuvieron, que les dieron fuerza y que continuaron hasta hoy proclamando y dando testimonio. Comunidades fortalecidas por la ruaj bendita que continúan la Misión, poner el cuerpo y el corazón para lograr buena vida y abundante, vínculos sanos y justos, pequeños aperitivos del reino de paz y justicia. Somos invitades a “ir al desierto”, a buscar en nuestras memorias de liberación a acompañar a Jesús en su cotidiana vivencia, a sentirnos parte de su casa y su propuesta.
Que la divinidad amorosa nos desafíe y nos acompañe. Amén
Blanca Geymonat
Presidenta de la comisión del Hogar para Ancianos de Colonia Valdense, Uruguay