Lee en tu Biblia el texto del Evangelio de Lucas 20:27-38
“Porque Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven” (Lucas 20:38)
En este pasaje parece que algunos saduceos quieren poner a prueba a Jesús, invocando un precepto de Moisés (Dt 25:5) y presentándole un problema hipotético y bastante improbable, sobre el destino o vigencia de la relación matrimonial de siete hermanos con una mujer, para la vida más allá de la muerte. Por otro lado, llama la atención que sean los saduceos que preguntan sobre este asunto, cuando desde el principio se aclara que los saduceos niegan que los muertos puedan seguir viviendo (Lc 20:27).
De todas maneras, Jesús como buen maestro, aprovecha la ocasión para arrojar luz sobre dos temas relevantes y de interés para sus oyentes. Podríamos decir que el más importante sería sobre vida más allá de la muerte, y de manera complementaria la cuestión sobre la vigencia del matrimonio más allá de la muerte.
Para la cuestión específica sobre matrimonio (Lc 20:33), parece que Jesús no responde de la manera esperada por sus interlocutores, los cuales parecen interesados en la vigencia del matrimonio más allá de la muerte. Jesús enseña que para aquellos que son dignos de alcanzar aquella instancia, la cuestión del casamiento o no casamiento no es relevante.
Luego para responder a la pregunta que podríamos llamar de fondo, Jesús afirma de manera clara la resurrección o la vigencia de la vida después de la muerte, y para esto también recurre a la enseñanza de Moisés (Ex 3:6), como buen maestro judío. Aunque la interpretación de la cita de Moisés no es tan clara ni exacta, lo que sí importa afirmar es que Abraham, Isaac y Jacob, están vivos y no muertos.
¿De qué manera esto puede iluminar nuestra vida y tradición de fe actual, de tal manera que nos ayude a ser más fieles, compasivos y comprometidos con las realidades que nos tocan vivir hoy? Considero que esto nos ayuda a valorar y actualizar el testimonio de fe de nuestros ancestros lejanos y cercanos, pero también a tener conciencia de la importancia y trascendencia de nuestro testimonio actual para nuestros hijos y las futuras generaciones.
Es muy reconfortante saber que no estamos solos, especialmente cuando nos toca vivir situaciones difíciles a partir de la afirmación de nuestras convicciones y tomas de posición. En este desafiante camino de la fe y fidelidad al Señor de la vida, nos acompaña una “gran nube de testigos”, lejanos y cercanos, como nos recuerda la extensa lista de la tradición bíblica de acuerdo al libro de Hebreos capítulo 11. Todos ellos están vivos, y nosotros también lo estaremos, si actualizamos su testimonio de fe y esperanza en nuestro propio contexto y situación!
Samuel Almada
Iglesia Anabautista Menonita de Buenos Aires.
Alta Gracia (Córdoba).