REFLEXIONES – Página Valdense – Edición febrero/marzo 2021

Libertad: el punto de partida

Evangelio de Marcos 1

9Por aquellos días, Jesús salió de Nazaret, en la región de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. 10En el momento en que salía del agua, Jesús vio que el cielo se abría y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. 11Y vino una voz del cielo, que decía: «Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido.»

12Después de esto, el Espíritu llevó a Jesús al desierto. 13Allí vivió durante cuarenta días entre las fieras, y fue puesto a prueba por Satanás; y los ángeles le servían.

14Después que metieron a Juan en la cárcel, Jesús fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte de Dios. 15Decía: «Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está cerca. Volveos a Dios y aceptad con fe sus buenas noticias.»

 

Nos relata el Evangelio que Jesús se va de su pueblo natal para encontrarse con Juan el Bautista, quien estaba en el desierto predicando a la gente que se volvieran a Dios y que se bautizaran. Muchas personas de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén se acercaban para oírlo y bautizarse. Allí recibían el anuncio de Juan que anticipaba la llegada de uno más poderoso que él y que lxs bautizaría con el Espíritu Santo.

Juan preparó el camino para la llegada del Mesías, proclamó un tiempo nuevo, invitó a la gente a convertirse, a cambiar de actitud y

 

volverse a Dios. También se encontró con Jesús y lo bautizó, compartieron ese momento previo al inicio del ministerio público de Jesús.

El mensaje que proclamaron Juan y Jesús tuvo mucha repercusión entre las personas de aquellos tiempos, incluso más allá de los límites geográficos en los que se movían. Como sabemos, en el contexto bíblico era mucha la gente que sufría las limitaciones económicas, sociales y religiosas, la discriminación y marginalidad por parte de los poderes establecidos. Pero Juan y Jesús no solamente anunciaban la llegada del Reino de Dios, sino que también dignificaban a las personas que se acercaban a oírles, no les exigían nada a cambio ni le pedían ningún requisito para recibir su mensaje, su sanación o el bautismo.

Cuando Jesús comienza a anunciar las buenas noticias en Galilea habían apresado a Juan, sin dudas, esta situación daba cuenta de la hostilidad reinante para con quienes optaban por dar un mensaje diferente e invitaban a las personas al proyecto de fe de vida buena y abundante.

Por estos días en los cuales estuvimos haciendo memoria del XVII de febrero, el día de la Emancipación Valdense, nos remitimos a la historia de tantas personas que fueron perseguidas por sus creencias religiosas y que perdieron hasta los derechos civiles y políticos, aunque muchxs ni siquiera habían llegado a gozar de ellxs alguna vez, como ser las mujeres o lxs niñxs, y que tampoco los tendrían luego de la declaración de la Emancipación.

Hoy resignificamos el alcance de la tan anhelada libertad, la miramos en perspectiva y la ponemos en diálogo con el relato del Evangelio para reflexionar respecto a las opciones de vida en los contextos históricos que habitamos. Si volvemos a leer el versículo 14, notamos la potencia que conlleva el anuncio de la Buena Noticia que empieza a divulgar Jesús al mismo momento en el que encarcelaban a Juan.

Por esta razón, es fundamental que reivindiquemos la libertad como punto de partida para construir vínculos que nos fortalezcan y nos impulsen a vivir de otras maneras, a cambiar de actitud y de pensamiento para volvernos a Dios con fe.

 

Yanina Vigna

Equipo Editor

 

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