Mensaje por Pentecostés

El día de Pentecostés, todos los creyentes estaban reunidos en un mismo lugar. De repente, se oyó un ruido desde el cielo parecido al estruendo de un viento fuerte e impetuoso que llenó la casa donde estaban sentados. Luego, algo parecido a unas llamas o lenguas de fuego aparecieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Y todos los presentes fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas, conforme el Espíritu Santo les daba esa capacidad.

Hechos 2:1-4

En este tiempo cuando escuchamos tantas voces, tantas versiones de los hechos que quieren confundirnos, recordamos el texto sobre la torre de Babel, donde el Señor manda distintas lenguas para confundir a las personas para que salieran por el mundo a dar el mensaje de La Palabra.

En el tiempo de Pentecostés Dios nos recuerda que hay una sola palabra: la palabra de Él, de Jesucristo que vino a salvarnos y darnos esperanza en este mundo.

Pentecostés nos enseña varias lecciones importantes:

  • Dios siempre cumple sus promesas: La venida del Espíritu Santo fue la culminación de la promesa de Jesús a sus discípulos.
  • El poder transformador del Espíritu Santo: Capacita a las y los creyentes con dones para llevar a cabo la obra de Dios. Él da la valentía para testificar y la sabiduría para guiar.
  • La unidad en la diversidad: El milagro de las lenguas muestra que el Evangelio trasciende las barreras culturales y lingüísticas, uniendo a personas de diferentes orígenes en un solo cuerpo, la Iglesia.
  • El inicio de la misión de la Iglesia: Pentecostés no fue el final, sino el comienzo. Fue el impulso inicial para que las y los seguidores de Jesús llevaran el mensaje del Evangelio hasta los confines de la tierra.

Pentecostés nos recuerda la continua necesidad del Espíritu Santo. Así como los primeros discípulos fueron empoderados, también nosotros y nosotras necesitamos la abundancia del Espíritu para vivir nuestras vidas como testigos de Jesucristo. Debemos orar por su guía, sus dones y su poder para amar a Dios y a nuestro prójimo-a, y para proclamar las buenas nuevas de salvación a todos y todas.

Que la reflexión sobre Pentecostés nos inspire a buscar una relación más profunda con el Espíritu Santo y a permitir que Él nos transforme y seamos instrumento para el proyecto de Dios.

Que en este tiempo de Pentecostés encontremos la palabra, para volvernos nuevos y nuevas creyentes, siguiendo firmes en las enseñanzas, orando, compartiendo.

Mariela E. Gonnet Bertinat

Consejera MV

Publicado en Noticias.

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