MUJER, PROTAGONISTA DE SU HISTORIA
Leemos en nuestra Biblia: Juan 4: 5-42
Jesús se encontró con una mujer de Samaria y se puso a conversar con ella (Juan 4).
Jesús rompe con varias reglas. O podríamos decir que Jesús nos da pautas para una sociedad donde todas las personas sean consideradas.
Un varón que conversa con una mujer – ¡Como si la mujer pudiera razonar! Por su sola condición de ser mujer dependía de algún varón (padre, marido, hijo, hermano…) y sólo estaba para las cuestiones domésticas (atender la casa, la familia).
Hacer y obedecer, esa era su función en la tierra, sin posibilidades de ser protagonista de su historia y menos que menos de la historia general (donde sólo era un número o un anexo). Así se pensaba en los tiempos de Jesús, y se sigue pensando en muchos lugares y espacios hoy. – Sí, Jesús conversa con una mujer, a partir de una necesidad cotidiana –la sed, que las mujeres tenían que calmar – pasando por temas complejos sobre la fe, la esperanza, las tradiciones –reservado sólo a estudiosos y religiosos-, que se multiplica y amplía al compartirla con el resto del pueblo –¿una de las primeras misioneras cristianas?-.
Un judío tiene tratos con una samaritana. Pueblos hermanos que comparten la fe en el Dios de Jacob, que comparten parte de su historia como pueblo, que comparten territorios, que comparten la esperanza en un Mesías… se evitan por diferencias en el profesar su fe, en enfrentar las dificultades en tiempos remotos, detalles de tradiciones. Pienso: varios encuentros -¿o mejor dicho desencuentros?- parten desde las diferencias y no desde las similitudes; parten de lo propio y distintivo, como verdad, cerrando las posibilidades de encuentro, de comprender al otro en su situación, de caminar juntos enriqueciéndonos a partir de lo diverso. Si, Jesús se toma el tiempo para interiorizarse sobre los pensares y sentires de una samaritana, intercambiar puntos de vista, construir algo juntos y no profundizaren las diferencias.
Jesús dialoga con una mujer samaritana que a su vez era segregada por su pueblo –sola y a una hora impropia va a buscar agua-, ¿tal vez por la cantidad de varones que pasaron por su vida? –como si ella fuera dueña de decidir-; ¿o por sus conocimientos de tradiciones, capacidad de replicar, ganas de conocer? –¡eso no era propio de una mujer!-. Detalles importantes pero que quedan en un segundo plano: lo importante es la búsqueda del encuentro y el de construir esperanza y paz.
Pastora Mónica Hillmann
Hermosa reflexion!