Lee en tu Biblia: Lucas 4:1-13
En el relato veremos que el diablo tienta a Jesús tres veces utilizando las escrituras para desafiarlo y ponerlo a prueba como Hijo de Dios; no lo logra, por el contrario, como lectores podemos extraer tres enseñanzas.
“Jesús lleno del Espíritu Santo, volvió del río Jordán, y el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y el diablo lo puso a prueba. No comió nada durante esos días, así que después sintió hambre” (vers.1 y 2).
En el primer intento, el diablo pone a prueba a Jesús mismo cuando entra en el desierto, lugar árido y desolado, permanece allí tantos días sin comer que parece imposible sobrevivir y superar la penosa situación.
Jesús “sintió hambre” y a su vez estaba “lleno” del Espíritu, y el Espíritu no lo deja caer en las provocaciones del diablo: “Si de veras eres Hijo de Dios, ordena a esta piedra que se convierta en pan” (vers. 3). Jesús responde (vers 4): “La Escritura dice: No sólo de pan vivirá el hombre”. Estar espiritualmente “satisfechos”, “completos”, nutridos por La Palabra, nos ayuda a hacer frente a todo tipo de necesidades humanas reales (protección, afecto, entendimiento) y a reconocer y desestimar otras inventadas (objetos de consumo que no precisamos). Jesús logra además contener la necesidad vital de comer.
El diablo hace un segundo intento de embaucar a Jesús (vers. 6 y 7): “Yo te daré todo este poder y la grandeza de estos países. Porque yo lo he recibido, y se lo daré al que quiera dárselo. Si te arrodillas y me adoras, todo será tuyo”.
Esta cita nos lleva a tener muy presente con una impactante vigencia, que la avidez por el poder sobre los países, de manera ilegítima, avasallándolos de forma autoritaria e indiscriminada, tanto en la falta de respeto a la soberanía, a la voluntad de las naciones y de los pueblos que las construyen como sobre las características naturales y culturales de sus territorios, haciéndolos aarrodillarse “a cambio de…”, de ninguna manera tienen algo que ver con el Dios de la vida, de la libertad, de la abundancia y de la paz que Él nos ofrece a todos y todas. Jesús nos confirma esto al responder (vers. 8) nuevamente desde las Escrituras: “Adora al Señor tu Dios, y sírvele sólo a él”.
El tercer y último intento del diablo de desafiar a Jesús, es a que se tire de la parte más alta del templo de Jerusalén para ver si Dios lo salva, a lo que Jesús contesta (vers.12): “No pongas a prueba al Señor tu Dios”.
Como dijimos al comienzo, el diablo no logra su propósito: “el diablo no encontró otra forma de poner a prueba a Jesús, se alejó de él por algún tiempo” (vers.13).
Pedimos a Dios que nos ayude a tener capacidad para discernir y comprender lo que vemos y oímos en estos tiempos de pueblos, naciones y vidas no respetadas, pedimos que podamos construir criterios donde sea Su voluntad la que nos guíe, sea cual sea el lugar que ocupemos.
Mariana Negrín
Excelente reflexion