No todo lo que brilla es oro

Reflexiones sobre Mateo 23:1-12


Las apariencias engañan, no todo lo que brilla es oro, el hábito no hace al monje….y podemos seguir. Muchos refranes populares nos advierten sobre el mismo tema que Jesús tocó en el texto al que hoy referimos.

Para Jesús la hipocresía de los escribas y fariseos es la hipocresía de quienes tienen poder. Ya sea por su posición de autoridad, por sus posesiones o por su conocimiento. Ese poder los ponía en la posibilidad de poner cargas pesadas sobre las otras personas, torcer la ley y con ello torcer la verdad, sentirse superiores a los demás, buscar ser los primeros en la obtención de algún beneficio, actuar para aparentar, abusar de su autoridad.

¿Podemos aprender algo de los hipócritas? Jesús dijo que sí, porque dicen lo correcto, pero no debemos imitarlos. Se destaca su falta de coherencia entre el decir y el hacer, mientras que el ejemplo de Jesús es todo lo contrario. Él pudo decir “aprendan de mí…” (Mateo 11:29) y no solo por lo que decía, sino también por su accionar.

Hablando de hipócritas, algunas personas evitan la iglesia porque “hay demasiados hipócritas allí”. Puede haber hipócritas en la iglesia, pero esa no es razón para no seguir a Jesús. ¿Permitió la hipocresía de Judas Iscariote al resto de los apóstoles dejar a Jesús? ¿O la hipocresía de Ananías y Safira evitó el crecimiento exponencial de la iglesia primitiva? ¿Dejamos de participar de actividades como un concierto, un evento deportivo o de las vacaciones porque hay hipócritas en ese lugar? Seguro que no. Sin embargo, lo hacemos con la iglesia.

La hipocresía, y no solo la de los que tienen poder y autoridad, sino la de cada uno de nosotros, cada una de nosotras, hace que nos pongamos exigentes con las faltas de los otros, pero disimulamos muy bien las nuestras, en palabras de Jesús: “vemos la astilla en el ojo ajeno pero no vemos la viga de nuestro propio ojo”, o también “colamos el mosquito y nos tragamos el camello”.

Tengamos cuidado con los que se hacen pasar por moralistas, y esconden grandes faltas, pero también tengamos cuidado de no ser como uno de ellos. Que Dios nos bendiga y nos ayude a no ser hipócritas.

Nívea Classen

Miembro de la comunidad valdense de San Gustavo-La Paz

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.