En el día de ayer culminó la lectura de actas y durante la mañana se desarrollaron las elecciones correspondientes a las Comisiones Sinodales y Mesa Valdense. A continuación, el vicepresidente del Sínodo, Mariano Chialva, comenta lo que fueron las principales líneas temáticas.
Fueron dos días y medio de intenso trabajo sinodal en comisiones y plenario en los que la asamblea tuvo el desafío de reinterpretar los ejes prioritarios que las comunidades y presbiterios se vienen planteando para crecer en la vida de fe como comunidades valdenses del Río de la Plata. Podríamos hablar de tres ejes, quizás el que más tiempo y transversalidad tuvo fue ministerios. El Sínodo reflexionó sobre los ministerios particulares, ministerios que son desarrollados por laicas y laicos, y la nueva dinámica de atención pastoral que se viene ensayando en algunas regiones con la conformación de equipos donde no hay obreros-as. En este sentido, se acordó profundizar la reflexión y abordar las diversas áreas vinculadas a esta temática durante el año en pos de visibilizar y potenciar la diversidad de ministerios que hay en nuestras comunidades y son esenciales para nuestra dinámica y vida de fe.
Por otro lado, el Sínodo decidió profundizar y poner atención a las y los adolescentes y jóvenes como un tema importante; se conversó mucho sobre cómo acompañar la conformación de grupos en los distintos lugares donde la Iglesia Valdense tiene comunidades, pero también cómo acompañar los grupos ya conformados a desarrollar tareas vinculadas a la vida fe comunitaria. Además, se reflexionó sobre el rol y las funciones del equipo Requinto, evaluando el proceso e imaginando nuevos caminos que sean potenciadores de nuevas experiencias.
También se conversó sobre la necesidad de continuar el proceso en el área de diaconía. Nuestra iglesia tiene grandes obras de servicios que nos inspiran a profundizar la reflexión sobre la misión de la iglesia y la vocación diacónica en el Río de la Plata que sea transversal y no solo esté anclada en lo local y comunitario. El Sínodo celebró el seguimiento y sostenimiento de este proceso porque entiende que la diaconía es una de las formas en la que se refleja nuestra teología, nuestra fe.
Por último, la cuestión presupuestaria fue otro gran tema de debate. Luego de mucho intercambio y diálogo podemos decir con alegría que aprobamos un presupuesto participativo y solidario, que se expresa en el compromiso presbiterial de colaborar en el pago de cuotas a administración central con las demás comunidades de la región. Damos gracias a Dios porque en este tiempo complejo las comunidades han continuado con sus aportes, y se han comprometido a sostenerlo durante este ejercicio; en algunos casos lo aumentaron en solidaridad con otras comunidades que tienen una realidad económica menos favorable. Este punto, sin dudas, es muy importante para el desarrollo institucional, pero también es un gran gesto testimonial que refleja el compromiso y solidaridad de todos y todas.
Estos fueron los ejes estratégicos, aunque también se trabajaron otros aspectos que hacen a la vida de fe de nuestras comunidades y a la interpretación de este tiempo que nos convida nuevos desafíos en el camino de ser una iglesia donde nos den ganas de estar; una iglesia inclusiva, participativa, sustentable, afectiva y contenedora; sensible a las necesidades de las y los demás y con presencia profética en la sociedad, como dice nuestra visión.