Leemos en nuestras Biblias Juan 17:1-11
Pues tú has dado a tu Hijo autoridad sobre todo hombre, para dar vida eterna a todos los que le diste. Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste.
Juan 17:1-3
Jesús se prepara para su final, levanta su mirada al cielo y ora. Abre su corazón al Padre con total humildad, se pone en sus manos, mediante una acción sencilla y sincera. Pide por él para que Dios lo guíe, pero su ruego también es para sus discípulos, “a los que escogiste del mundo para dármelos… yo le hablé de ti y ahora son tuyos”.
Aclara que la vida eterna consiste en conocerlo a Él, recibirlo en nuestros corazones y seguir sus enseñanzas, ponerlas en práctica.
Reconoce a sus discípulos, a la gente que le sigue, delante de Dios; recalca que son suyos. Le pide al Padre por ellos, para que los acompañe y guíe en su misión de esparcir la palabra, que los siga instruyendo en el camino de la salvación. Un poco más adelante hace extensivo el pedido por los que vendrán, los que seguirán creyendo.
Su ruego es también por nosotros. Jesús nos enseña que su Padre es Dios verdadero, aclara que las puertas están abiertas, nos invita a seguirlo.
Esta gran invitación continúa en pie. ¿Qué esperas para unirte a Él?
Graciela Bounous Beux
Comunidad Valdense de Colonia Belgrano