Lee en tu Biblia: Juan 10:22-30
¿Quién sos, Jesús? ¡Decínoslo de una vez! ¡¡Sacanos las dudas!! Muchas veces no alcanza con ver las obras, se necesita corroborar con una afirmación, o con una explicación. “Si tú eres el Mesías, dínoslo de una vez”, reclamaron.
Jesús hizo, curó, compartió, dio comida, sanidad; Jesús fue y es acción y todo su mensaje estuvo enmarcado por el amor que trasmitió. A aquellos judíos que lo rodearon como manada intimidatoria, no les alcanzó. Y como muchas otras personas dudaron, porque su estilo de vida no estaba acorde al estilo de Jesús “no eran de sus ovejas”, no estaban dispuestos a dejarse inspirar y guiar por las obras que realizaba, tantas veces en público y tantas otras en privado, y que por su importancia para quienes las recibían, dejaban de ser secretos, trascendían. Jesús testificó a Dios con su palabra y sus actos de amor. Ese amor que no es romanticismo ni consentimiento de las actitudes hipócritas de aquellos religiosos. El amor de Jesús es compromiso, ver las necesidades de prójimas y prójimos, estar abierto a los reclamos, ocuparse de las/los demás. Es amor de corazón abierto y receptor, de mirar y ver alrededor.
Cuando miramos y no nos interesa ver, buscamos otras pruebas, pero en este caso ni siquiera aceptaron la respuesta que Jesús les ofreció. Como extraños, no reconocieron su voz.
La voz, los sonidos, los mensajes de Jesús continúan trascendiendo y teniendo actualidad. Cada día recibimos voces que pueden perturbarnos, o que podemos llegar a entender. Cada día hay gritos y silencios que nos conmueven. O no. ¿En cuáles de ellos está la voz de Jesús? “Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen”. Reconocer la voz de Jesús en la inmensidad de mensajes que a diario recibimos y responder a esa voz, a ese mensaje de vida que nos invita a seguirlo, es movilizante y desafiante.
Febe Barolín
Comunidad Valdense de San Gustavo-La Paz, Entre Ríos, Argentina.