SÍ, ESTO ME ESTÁ PASANDO A MÍ

Leemos en nuestra Biblia: Lucas 1: 26-38

–¡Esto no me puede estar pasando a mí!

Después de más de dos siglos, y “con el diario del lunes” –como dice la frase popular, creo que ni siquiera llego a ser capaz de ponerme en las sandalias de María.

–Está buenísima la propuesta, pero… ¿cómo lo voy a hacer? o ¿cómo sucederá esto justamente conmigo?, ¿por qué yo? Estos sentipensares podrían haber sido de María, pueden ser de cualquiera de nosotras y nosotros, ¿verdad?

Con todo lo que implica este anuncio, la comunicación no es pomposa, desde ninguno de sus aspectos. Por un lado, la transmisión es de uno a una, sin intermediarios/as. Si bien la visita de un ángel no sería cosa de todos los días, el texto refiere a que María “se turbó”, “se sorprendió” por las palabras del saludo, no por quien dio el saludo. Por otro lado, no se produce en un lugar especial; el mensajero va hasta la cotidianidad de María. Es el Señor que se acerca a nosotras y nosotros, porque nos ha elegido de antemano. Tampoco la forma es espectacular, en un diálogo directo, mano a mano y “sin vueltas”, recibe tamaña noticia. Me imagino la sorpresa, como la de un baldazo de agua fría…

Siempre he leído este texto desde una mirada que me decía: Dios eligió a una mujer joven, sin marido y de familia humilde, como una reivindicación de las y los débiles de aquel tiempo. Pero hoy se me ocurre interpretarlo desde otra perspectiva, eligió a una mujer porque es capaz de desarrollar el coraje, la constancia, la afectividad necesarios para enfrentarse a “lo nuevo”. Cuántas veces sentimos una voz, una inspiración, una chispa que nos susurra: yo podría hacer. Sin embargo, las apagamos con excusas: ¿quién va a creer en mí?, ¿quién soy yo para proponer esto?, u otras por el estilo.

Aunque podríamos suponer que María no tuvo chance de decidir, yo creo, sin embargo, que Dios pensó en ella conociendo de sus dones, sabiéndola un ser integral: con su fe, pero también sus dudas, con sus capacidades y sus carencias, con su inexperiencia juvenil, pero al mismo tiempo su intrepidez.

Entonces podemos, junto a María expresar:

–Sí, sí esto me está pasando a mí.

Doy Gracias a Dios madre, padre, hermano y hermana por elegirme y demostrarme su infinito amor.

María Cristina Gay Félix

Comunidad de Ombúes de Lavalle, Uruguay.

Publicado en Reflexiones - Pan de Vida.