RELATO DE UN ENCUENTRO – Edición junio 2020

Sostener la tarea de ser comunidad

Hoy es una mañana de otoño en Reconquista, el sol tibio se levanta en la ciudad. Se escucha los coches pasar en la vereda. Preparo el mate y prendo la computadora. Este encuentro es virtual, estos son tiempos complicados, tiempos de pandemia, está establecido el aislamiento social obligatorio, por eso los encuentros, las actividades y en general la vida nos cambió desde hace cuarenta días. Nos vamos a encontrar con Gloria. Ella también está en su casa preparando unos mates dulces y con el celular a mano; nuestra conversación va a ser a través de Whatsapp.

– Nos saludamos y lo primero que le pregunto es cómo quiere presentarse

Y vamos a empezar por el nombre dice: Gloria Ramírez, y vivo en el Barrio Nuevo, que se encuentra a cuatro kilómetros de la ciudad de Reconquista. Estoy casada, soy mamá de tres hijos, una adolescente y dos niños.

– ¿Cómo es la vida en este aislamiento, con tres hijos?

En realidad, para mí, no hubo muchos cambios, salvo que Ramiro, el más chiquito, cuando le ayudo a Irina, quiere también hacer la tarea en ese momento y hacer lo mismo que ella. Ahí se me complica un poco. Pero por ahora bien, como yo siempre estuve con ellos no hay mucho cambio.

Agustina se organiza sola, aunque en lo que puedo la ayudo; Irina es la que necesita que esté con ella. Pero acá en casa tengo un pizarrón y le escribo la tarea que me manda la maestra. Y Ramiro tiene el cuadernillo impreso que le dieron en el jardín, pero la dinámica de ellos es más fácil para explicarle a él.

– ¿Desde cuándo este perteneces a la Iglesia Valdense?

Puedo decir que soy valdense desde que nací; bueno, en el caminar de mi vida hubo un momento que no participé en ella, pero después volví. Lo que me enteré, en la última Asamblea presbiterial que se hizo en Reconquista, es que cuando yo nací se estaba construyendo la capilla en el barrio. Sí, en julio de 1979, se hizo un campamento de trabajo para hacer la capilla, vinieron de Entre Ríos y de otros lugares. Seguramente estaba mi mamá, y yo en la panza. Porque según contaban, las mujeres del barrio cocinaban a los trabajadores. Así yo nacía, y también de alguna manera nacía la capilla.

– ¿Y qué recuerdos tenés de la tu infancia?

Mi familia siempre participaba de la iglesia, mi abuelo y mi papá eran los que más querían que la iglesia estuviera en el barrio. Así que participábamos en todas las actividades: cultos, escuelita dominical, en ese momento venían Nelly Hauswirth y Olga Sandoval. Y son lindos recuerdos los que quedan. Yo participé hasta los 12 años, después participe en la iglesia católica, antes se respetaba mucho las diferencias, es que nos habíamos criado juntos, y no había esto de ser católico o evangélico, es más había actividades que se hacían juntos, como el Día del Niño.

– ¿Y qué diferencia hay entre antes y la realidad de hoy, en el barrio?

Antes la vida estaba más ligada a la iglesia, la gente participaba más, compartía más, el Día del Niño y todas las demás actividades. Hoy la adicción es el mayor problema entre los jóvenes, que cada vez empiezan a más corta edad a consumir.  Ahora, por la pandemia, afecta la falta de trabajo, la gente no puede ir al complejo (planta de reciclaje de residuos ubicada a unos kilómetros del barrio) donde tenía su sueldo, y para peor no puede hacer ninguna changa. Porque el aislamiento no es tan estricto acá, pero hay que quedarse en el barrio lo más posible. Y lo que este verano hubo mucho es el dengue, eso sí, hubo muchos casos.

– Le hice la pregunta de que actividades realiza en la iglesia, y aunque sé que son muchas, a Gloria no le gusta hablar mucho de ella, como una mujer sencilla, trabajadora, pone el acento en lo que sucede en el barrio y en su preocupación por los niños y adolescentes. Y entonces le pregunto: ¿Desde cuándo realizas la tarea de acompañar a un grupo de adolescentes, y cómo te resulto?

En el 2018, había un campamento nacional, y estaba un poco flojo el tema de quien iba acompañar, y toda esa tarea, entonces fui con ellos, y estuvo tan linda la experiencia que quedó la idea de seguir formando el grupo. Desde ese momento los acompaño, ya algunos no son tan adolescentes, pero el grupo no quiere dejar de llamarse así.  No sentí que era difícil salvo momentos puntuales, son adolescentes que se rescatan porque tienen una familia detrás, que los educaron con valores.

– ¿Y Qué mensaje te gustaría decirle a toda la iglesia, que te lee en este medio?

Creo que mi mensaje tiene que ver con lo que viví; a mí me gusta que los adolescentes y niños del barrio vivan lo que yo cuando era niña. Que la tarea de la iglesia se note, sigan siendo una comunidad donde todos podamos participar, soñar y vivir la fe, porque a mí siempre me gusto eso, que participar en la iglesia siempre nos deja algo.

Y con esto nos vamos despidiendo sin antes sacar una captura de pantalla. Aunque Gloria es un poco reacia a las fotos, accede. Ella seguirá, en ese momento, realizando el almuerzo para su familia, y luego, realizará la tarea de ayudar, junto con otros de la comunidad, a ofrecer el merendero, acompañando al grupo de adolescentes, formándose en Esfuérzate en la Gracia, programa de capacitación teológica de la iglesia. Y muchas cosas que quedaron afuera de esta entrevista por falta de tiempo, pero que son parte de la vida de Gloria, una mujer comprometida con su fe y con su barrio.

 

Carmen Alegre.

 

 

 

 

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