Era la hora del mediodía -con un sol que quemaba- cuando una mujer en Sijar fue a buscar agua al pozo al que habitualmente iba -esta era una tarea pesada, designada a las personas pobres o siervas-. De camino se cruzó con un grupo de varones judíos que ni la registraron, y al acercarse al pozo vio a otro varón judío que estaba allí. Para su sorpresa, sin preámbulos, éste le pidió que le diera de beber. […]
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