Lee en tu Biblia: Marcos 1:21-28
Hacía poco que Jesús había comenzado su ministerio, llegando a Capernaún, que era una ciudad importante por su ubicación, fue a la Sinogoga para adorar y también enseñar a la gente. No dice que tema desarrolló, pero sí recalca que lo hacía de manera nueva y con plena autoridad, no como los maestros de la ley que se la pasaban citando lo que algún Rabí había afirmado o dicho en alguna oportunidad, que insistían en guardar el sábado a rajatabla, dar el diezmo, hasta de las vestiduras sin olvidar el lavado de las manos. No se acordaban del amor y la misericordia, la enseñanza de Jesús era vital y llena de espiritualidad.
En el lugar se encontraba un hombre que tenía un espíritu impuro; no se sabe con precisión que era una persona poseída. Algunos no dudan de que se trataba de un espíritu que poseyó a la persona, para otros se trataba de epilépticos o con algún problema psicológico, o simplemente un demente. Creo que todo eso no debe preocuparnos demasiado, lo importante es que Jesús lo curó, en el caso de este hombre como también a otros con la misma enfermedad.
Esta situación da lugar para que muchos se aprovechen de la religiosidad de la gente para hacer sus negocios. Venden la sanación invocando a algún objeto mágico, agua, velas, mantos o asistiendo a determinada “iglesia”. Los que dicen tener poderes para curar enfermedades, deshacer embrujos o conseguir bienestar económico, todo esto hasta dejando de lado a Dios mismo, pero claro los objetos tienen su costo, el que asiste a la “iglesia” tiene que colaborar, cuanto más grande es la ofrenda más importante será el beneficio. Si estuviera Jesús los echaría como a los mercaderes del templo.
La religiosidad popular también venera a ciertas personas que según su creencia tienen poderes especiales. El gaucho Gil, la difunta Correa, Gilda y muchos otros menos famosos. Con lo dicho no justifico ni critico, Dios juzgará de acuerdo con el Evangelio. El único mediador entre el Padre y nosotros es Jesús, y en cuanto al temor a las brujerías, hechizos, etc., “si Jesús está con nosotros ¿Quién estará contra nosotros?”. Si tuvo poder para sanar al hombre de nuestra cita bíblica también tendrá poder para librarnos a cada uno de nosotros.
Horacio Godoy, comunidad Valdense de El Sombrerito, prov. de Santa Fe.
Excelente querido primo!