La jornada de domingo en la LVI Asamblea Sinodal Rioplatense comenzó alrededor de la 9 hs. En esta oportunidad, más de 100 personas participaron del culto, diputadas, diputados y personas de las comunidades cercanas.
La celebración se basó en el lema de este año, la cita de Isaías 56: 7 “Mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos”. En este sentido, la liturgia estuvo a cargo del Pr Darío Barolín quien centró su mensaje en la búsqueda del significado de una parte específica de la cita: ‘todos los pueblos’, y en preguntarse quiénes son ‘todos’ y si son ‘todas’ también. Continuando se dio lectura a la siguiente oración antifonal:
Oh Dios, quienes una casa para todos los pueblos, pero hay quienes no están porque andan errantes, migrantes, huyendo de miserias, guerras e injusticias sin puerto donde desembarcar o con fronteras infranqueables y muros levantándose.
Oh Dios, quieres una casa de oración para todos los pueblos, pero hay quienes no están porque han sido asesinadas.
Oh Dios, quieres una casa de oración para todos los pueblos, pero hay quienes no están porque no han comido anoche, ni antes y no tienen fuerza para levantarse.
Oh Dios, quieres una casa de oración para todos los pueblos, pero hay quienes no están porque no tienen rampa para sus sillas de ruedas, ni lenguaje de señas o Biblias en Braile.
Oh Dios, quieres una casa de oración para todos los pueblos, pero hay quienes no están porque no son bienvenidos, bienvenidas o bienvenides.
Oh Dios, quieres una casa de oración para todos los pueblos, pero hay quienes no están porque no hemos anunciada tu buena nueva, equidad y justicia.
Oh Dios quieres una casa para todos los pueblos, pero hay quienes no están porque nuestras prácticas cotidianas niegan tu evangelio.
Oh Dios, quieres una casa de oración para todos los pueblos. Perdónanos, transformarnos en tu gracia.
Por su parte, el Pr Marcelo Nicolau en la reflexión central, invitaba a permitir que el espíritu de Dios nos mueva y sensibilice para disfrutar del encuentro con otras personas; esa diferente, que piensa, vive y siente de manera distinta. Expresó: “ En tiempos complejos donde se desea uniformar a todas y todos de acuerdo a lo que dice el poder, es necesario preguntarnos si estamos dispuestas/os a ese encuentro, a esa celebración de la diferencia. Cada día tomamos decisiones que concluyen en actitudes antagónicas: aceptar o rechazar, incluir o excluir, dejar ser o no dejar ser, es decir, negar a la otra/o; es por eso que necesitamos buscar en nuestra sensibilidad para comprender que todas las personas tienen lugar en el proyecto de Dios.”
Cerrando su intervención, Marcelo comentó que “como cristianas y cristianos tenemos un enorme llamado y responsabilidad en la búsqueda permanente de la justicia y el derecho; es así como contribuimos en la construcción el proyecto de Dios.”
Equipo de Prensa Sinodal