NOTA PRINCIPAL – Página Valdense – Edición febrero/marzo 2021
La Iglesia E. Valdense en la encrucijada
Libertad de predicación y de servicio solidario
Los orígenes del valdismo, los encontramos en la ciudad de Lyon, Francia, entorno al año 1174, cuando un rico comerciante llamado Valdo, a partir de una crisis de fe decide utilizar sus riquezas repartiéndolas a personas más pobres, a su familia y para traducir partes de la Biblia a la lengua vulgar. Pues habiendo escuchado las enseñanzas de Jesús, resuelve conocerlas más y ponerlas en práctica.
En la clandestinidad el movimiento que se forma en su entorno, desarrolla el ministerio itinerante de la predicación. Así se expande por toda Europa (Austria, Alemania, Bohemia, etc.). Saldrán de dos en dos, de acuerdo con el consejo de Jesús, se les llamará barbas, que en provenzal quiere decir tíos, porque también de acuerdo al mandato de Jesús, a nadie sobre la tierra se le debe decir padre nuestro, porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. (Mateo 23,9).
Comunidad de iguales en una sociedad desigual
Se trata de una precisa vocación del Cristo de los Evangelios donde comunicación verbal y acción son un testimonio indivisible.
El movimiento se conformará como una comunidad laica. Integrada por hombres y mujeres que no se conciben súbditos del poder eclesiástico y político (poderes íntimamente ligados entre sí), sino hermanos y hermanas cuyo único jefe es Cristo. En clara contraposición con el proceso de transformación de la iglesia oficial hacia un organismo jerárquico y patriarcal construido a imagen y semejanza de la estructura del imperio.
Sobre la base de la lectura de las Escrituras, especialmente del Sermón de la Montaña (Mateo 5-7) rechazarán los juramentos de fidelidad y obediencia a los superiores, porque Jesús enseña que no hay que jurar (Mateo 5,33-36). Eso significa el rechazo a la legitimación religiosa a través de una sacralización del orden constituido y una actitud sumamente crítica hacia reyes, gobernantes y magistrados.
Valdense y Reformada
El valdismo franco-italiano en 1532 en la Asamblea de Chanforán, decide su adhesión a la Reforma en su vertiente calvinista.
En cuando a concepciones doctrinarias básicas, como la justificación por gracia mediante la sola fe en Cristo no hubo mayores inconvenientes. Se notaron sí los cambios en cuanto a la organización. Sobre todo, en relación a la formación de congregaciones constituidas con sus asambleas locales, Consistorios integrados por Ancianos, Diáconos y Pastores residentes en un lugar (ministerios tomados de la iglesia primitiva), la construcción de templos, la relación con las autoridades que venía a ser muy diferente al ministerio itinerante de los barbas y a aquellas autoridades civiles que desde siempre los habían perseguido y procurado exterminar. No obstante, las reservas, sobre todo por parte del valdismo bohemio y moravo ligado a los y las husitas con los cuales formaban una fraternidad ecuménica internacional, el nuevo camino fue emprendido.
Derechos civiles y migración
En 1848, con el edicto del duque Carlos Alberto de Saboya, llega por fin la emancipación para el principal núcleo valdense refugiado desde siglos en los Valles occidentales del Piamonte. Junto a los judíos y judías, ahora se los recibirá como ciudadanos y ciudadanas, con derecho a estudiar, comerciar, tener propiedades, documentación, aunque nada cambiará en lo religioso. Esto será una puerta abierta para el desarrollo de una actividad misionera muy fuerte especialmente en toda Italia y un respaldo para la emigración también a América del Sur.
De aquel entonces en el Río de la Plata la Iglesia Evangélica Valdense comienza a organizarse constituyéndose primero como iglesia local, luego como un distrito del área italiana, luego conferencia y a partir del año 1965 y a hasta la actualidad como área de un mismo Sínodo que se reúne como Asamblea en el mes de agosto en el área europea y en febrero en el área rioplatense.
Visión, misión y valores
De acuerdo a una resolución de la Asamblea sinodal del año 2009 la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata integrada por veinticuatro congregaciones, en Uruguay y Argentina, define su visión como: Una iglesia unida para que el mundo crea, que confiesa a Jesucristo como Señor y Salvador y que anuncia el Evangelio; que a partir de su identidad sea una iglesia inclusiva, participativa, sustentable, afectiva y contenedora; sensible a las necesidades de los demás, comprometida y con presencia profética en la sociedad; una iglesia en la que te den ganas de estar. Su misión es buscar el Reino de Dios anunciando su amor y dando testimonio de una vida en comunidad solidaria, restauradora, proclamadora de la justicia y en armonía con la naturaleza. Sus valores: libertad, justicia, solidaridad, integridad, humildad y vocación ecuménica.
A propósito de la libertad
La libertad podemos entenderla como el camino de liberación por el cual Dios transforma, con mucha paciencia y pedagogía, a un grupo de familias esclavas y de diverso origen, (junto con la familia de Jacob) en un pueblo, el pueblo hebreo, con el cual hace un pacto de mutua fidelidad para que sea instrumento de liberación para todas las naciones. Camino que Jesús el Cristo encarna con su vida, muerte y resurrección (Lucas 4,18-19).
Dice Jacques Ellul: «La gloriosa libertad de los hijos e hijas de Dios, no es como el volar gozoso de una mariposa que va de flor en flor. Sí es gozosa, pero también radical, áspera y absoluta.» (…) Y agrega «Sobrellevando nuestras propias cargas, Dios nos mete en una aventura inesperada, en un conflicto que es, en última instancia, aquel de la libertad.»[i]
Porque la búsqueda y la práctica de la libertad por la cual Cristo nos libera, está allí, en la búsqueda y la práctica del amor, de la solidaridad y de la cooperación en un mundo esclavizado por las rivalidades, el odio y la violencia, y hoy re encantado con una espiritualidad ajena al pensamiento bíblico.[ii]
Espiritualidad de mercado
En forma sumamente resumida y a riesgo de rayar lo caricaturesco, compartiré una descripción de la espiritualidad actual que hace In Sik Hong en el artículo «Iglesia y Posmodernidad»[iii], que personalmente me atrevería a llamar espiritualidad de mercado, es decir para el consumo, pasajera y descartable.
La espiritualidad posmoderna es caracterizada por este autor como: – Subjetiva, en cuanto que ya no hay un salvador externo, el mesías es cada persona en sí misma, su conciencia íntima es su propia subjetividad. Por lo tanto, la religión ya no es una herencia recibida de las generaciones anteriores sino el resultado de una búsqueda o elaboración personal. – Emocional. Las comunidades son grupos emocionales reunidos en torno a personas carismáticas, donde lo esencial es el vínculo afectivo, desconfiando de lo dogmático, normativo, institucional y privilegiando lo intuitivo. – Tribal, en tanto se tiende a divinizar la propia comunidad parroquial en torno a un personaje carismático. – Ecuménica, aunque en un sentido muy laxo pues se idolatra la diversidad y se diviniza la unidad. – Sincretista por indiferencia. La libertad individual y la tolerancia, como herencia indelegable de la modernidad, son devaluadas hacia una mezcla de creencias incluso contradictorias entre sí que no se fundamenta en el reconocimiento de la diversidad, sino en una indiferencia donde lo único que vale es la experiencia mística personal, por encima de la autoridad y la razón.
El desafío principal
El gran desafío de la Iglesia Valdense sigue siendo aquel de reivindicar su vocación primigenia: la libertad de predicación y de servicio solidario.
Para lo cual es necesario y urgente la promoción de vocaciones ministeriales, básicamente en las áreas de la proclamación del evangelio y de la diaconía. Una labor que debe anclarse en prácticas comunitarias y capacitación bíblico-teológica a todo nivel y en forma permanente.
Y todo en el marco de la hospitalidad comunitaria de las congregaciones. Facilitando pasantías e intercambios de personas entre las iglesias locales y en las obras o emprendimientos diacónicos propios y ecuménicos. A fin de despertar y cultivar los dones que el Espíritu provee abundantemente y también luego anima a ponerlos a disposición de la vida y misión de la iglesia. Y todo en el correspondiente marco eclesiológico-institucional.
Hugo Armand Pilón
[i] Ellul, Jacques, The Ethics of Freedom, Grand Rapids. William B.Eerdmans, 1976, pp. 124-125.
[ii] «Reconocemos que nos ha cautivado la cultura del consumo y la codicia competitiva y el egoísmo del actual sistema económico que, con demasiada frecuencia, ha impregnado nuestra propia espiritualidad» Confesión de Accra, Art. 34, segundo ítem. Ver: http://wcrc.ch/wp-content/uploads/2015/06/TheAccraConfession-Spanish.pdf 20210302 12:39 h.
[iii] Etica y Religiosidad en Tiempos Posmodernos (Fraternidad Teológica Latinoamericana – Boletin Teológico, Numero 12) (Español) (2001) de In Sik Hong, Edgardo Moffatt, Daniel Tomasini y Nancy Bedford. Ver: http://www.repci.co/repositorio/bitstream/handle/123456789/511/1-Hong.pdf?sequence=2&isAllowed=y 20210224 4:49 h.