Leemos en nuestra Biblia: Lucas 14: 25-33.
Cuando tomé contacto con el texto en un primer momento pensé que sería difícil poder alcanzar aquello que Jesús nos pide para ser sus seguidores, es contundente en sus palabras y pensamos que no nos da la opción de andar con grises en nuestras decisiones. Quizás parece algo inalcanzable y nos quedamos en el intento o haciendo cálculos de lo que puedo hacer, hasta dónde puedo llegar, que es lo que estoy dispuesto/a a ofrecer y cuáles son aquellas cosas de las que no me puedo desprender.
Seguir a Jesús no es un camino fácil, pero de ninguna manera imposible, me he preguntado alguna vez ¿qué espera él de mí y yo de él? En primer lugar creo que es necesario desnudarnos y despojarnos de aquellas cosas que como humanos abrazamos, el ego, el poder (sentirme por sobre el otro/a), el orgullo, la soberbia y podríamos seguir enumerando. Dios nos pide que dejemos todo lo que tenemos para convertirnos en sus seguidores, ¿estamos preparados y convencidos para dar ese gran paso, o nos quedamos en el intento y a medias? Y si es así, ¿cuáles son realmente nuestras dudas, inseguridades y miedos?
Quizás, muchas veces, hemos intentado dar un paso más y no podemos, ¿qué es lo que realmente no nos deja avanzar? En estos tiempos en que vivimos donde todo es efímero cada uno ha ido cerrando su círculo, generando un movimiento inverso centrípeto (de volverse cerrado en sí mismo), no pudiendo volver la mirada hacia afuera y abrir el corazón puesta la esperanza en lo nuevo, en lo distinto y también en lo que se puede generar en el encuentro con el otro/a que es donde comienza a tener otro sentido mi vida.
Jesús nos pide decisión, acción, constancia y convicción en lo que hagamos, que no nos transformemos en simples observadores y por qué no especuladores de situaciones en las que muchas veces debemos dar testimonio de nuestra vida como cristianos /as y fieles seguidores y materializadores de su propuesta.
La invitación de Jesús es clara y precisa, nos invita a ser caminantes junto a él, nos propone una vida distinta, basada en la paz y en el amor verdadero que pone luz a las adversidades. Está en nosotros poder escuchar, ver, experimentar, sentir lo que significa verdaderamente ser parte de su propuesta liberadora. ¡Animémonos a dar un paso más!
“Un paso más, un paso más… , con los ojos puestos en Jesús, un paso más…”
Marta E. Garnier
Vice-presidente de la Mesa Valdense