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Lee en tu Biblia: Juan 13:31-35

Hace poco vi en Internet una de las pocas y quizás última entrevista de Luis Alberto Spinetta, en ella el músico se sorprendía de la violencia de la sociedad y expresó que debiéramos aprender a cuidar la vida; toda vida, la de un amigo, una hermana, novia, la de quien está a nuestro lado. Pero, ¿qué relación tiene esto con el pasaje del Evangelio de Juan? Aunque seguimos en el tiempo de Pascua, nos vuelve a recordar las palabras de Jesús en la última cena. En tan pocos versículos encontramos tantas luces y sombras:

• Se consume la traición de Judas.
• Jesús acepta su muerte (partida) y se la anuncia a sus discípulos.
• El mandamiento nuevo.
• Y sin olvidar que la perícopa termina con el anuncio de las negaciones de Pedro.

Ya saliendo Judas de escena, Jesús prepara a sus discípulos para su partida, y lo hace con cariño llamándolos hijitos, el anuncio de su pasión/ gloria, donde también el Padre es glorificado, es el lugar donde los discípulos no pueden ir, lo mismo que les había dicho a los judíos anteriormente (8, 21) Pero tanto los judíos como los discípulos no entendieron a qué se refería. Los discípulos encontrarán su significado en la cruz. La hora de la glorificación que tanto nos habla el evangelio de Juan está llegando.

Inmediatamente después de este anuncio, Jesús da sus discípulos este mandato: «Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.» (34-35). De este mandato, ya que esta en imperativo, lo nuevo no es el contenido que ya lo tenían en Levítico (19, 18. 34) o Deuteronomio (10, 19) sino el ejemplo específico en su maestro, como “yo los he amado”, él mismo que acaba de lavar los pies de sus discípulos y anunciar su muerte a pesar de las traiciones, negaciones y cobardías. La solidaridad y el amor fraterno es condición específica para ser discípulo de Jesús. Para la comunidad juanina no será una cuestión religiosa o de ética sino una cuestión de vida o muerte, por la hostilidad y su supervivencia que debía enfrentar en ese momento persecución, tanto de judíos como del imperio romano.

Hoy los tiempos han cambiado, pero vivimos en un capitalismo voraz y depredatorio, donde el amor pasó a ser parte de una mercancía. Donde el sistema nos dice quiénes somos a partir de lo que consumimos y donde la gran mayoría queda excluida. El mensaje es claro, pero difícil para llevarlo a la práctica: el amor debe hacerse visible, en esto “ los conocerán como mis discípulos”, ponerlo en hechos, cuidar la vida, como decía el flaco Spinetta en su entrevista, y este mensaje será tan importante que ya nos vuelve a recordar Juan “quien dice que ama a Dios y odia a su hermano es un mentiroso” (1 Jn 4, 20). Pero hay que amar el tiempo de los intentos dice le poeta; con ayuda y para gloria de Dios ojalá podamos llevar a práctica este mensaje.

Carmen Alegre

Comunidad Valdense de El Sombrerito-Reconquista, Santa Fe, Argentina.