El pasado 7 de junio el Espacio Cultural Valdense celebró un nuevo Día Nacional del Libro (que en Uruguay se conmemora todos los 26 de mayo), y es espíritu del equipo de Biblioteca desarrollar cada año actividades diversas que atiendan a los intereses e inquietudes de los distintos públicos (niños, adolescentes, adultos, adultos mayores, personas con capacidades diferentes).
Así es que este año, tuvo lugar en Colonia Valdense la primer ‘Biblioteca Humana’, iniciativa que desarrolla por primera vez la ONG Stop the Violence en Copenhague en el año 2000, en el marco del Festival de Roskilde, uno de los mayores festivales de verano en Europa.
¿De qué se trata?
Consiste en que un “público lector” accede a un catálogo de “libros” para leer, que son personas con historias o experiencias para compartir y tiene como misión conocer más sobre el ser humano.
En esta primera edición y en ocasión de celebrar el Día del Libro, nos pareció interesante que estos “libros humanos” fueron personas de la comunidad, quienes habiendo vivido la experiencia de escribir libros, nos contaran el lugar que ha tenido la lectura en sus vidas, cómo han vivido los procesos de escritura, así como que compartieran sobre sus obras. La preparación de la actividad consistió en la entrega de forma previa a los participantes, de tres preguntas disparadoras en torno a las cuáles cada uno expresaría sus ideas y opiniones. A partir del diálogo que se generó entre “los libros” y “los lectores”, estos tuvieron la oportunidad de preguntar, intercambiar, reflexionar, aprender.
Así, Carlos Delmonte, Dora Allío, Carolina Clavero y Violeta Davyt se entusiasmaron con la idea y aceptaron la invitación a formar parte de nuestra primer ‘Biblioteca Humana: pasión de leer y escribir.’
De lectura y lectores
Luego de presentar una breve biografía de cada uno y la modalidad en que se desarrollaría la actividad; Diana Paris, con quien desde el Espacio Cultural compartimos el entusiasmo de ver materializada esta propuesta, nos introduce en la idea de la lectura como alimento, citando a Daniel Pennac y su libro ‘Como una novela’, en el que el autor expresa que “dar de leer es como dar de comer”. Continúa hablándonos de los lectores y alude a las metáforas del lector que propone Alberto Manguel, según quien un lector podría ser tres metáforas, una o alguna de ellas.
- El lector como viajero: “quién lee viaja, viaja en el tiempo, viaja en contextos, en paisajes, en personajes, en épocas diversas, viaja en conocer otros modos de pensar y ver la realidad.” (Paris, 2019)
- El lector en una torre de marfil: en palabras de Diana “el lector puede ser alguien que se esconde en una torre de marfil, es decir, se aparta del ruido, del vértigo, de la rutina, del cotidiano”, que le permite tomar una pausa para apartarse del mundo, reflexionar, repensar, como un tiempo de alienación e introspección, para luego volver y observar de otra manera.
- La tercera metáfora es la del lector como larva, estableciendo la analogía con el ‘pez de plata’ y al igual que como este insecto se alimenta de papel, el lector está hecho, se alimenta de libros.
Así, algunos nos podremos sentir viajeros, encerrados en torres de marfil, peces de plata; sentirnos identificados con una o alguna de ellas o según los momentos de nuestras vidas ser una u otra metáfora.
El lugar de la lectura desde la niñez
En este espacio nos centraremos en dos de las tres preguntas realizadas a los participantes, por haber sido las que generaron diversas ideas y puntos de vista, así como un intercambio más rico.
En relación a la primer pregunta, ¿qué valor, qué lugar, ha ocupado en tu vida el mundo del libro desde la niñez?, las historias de estos lectores aludieron a casas donde habían libros y de los más variados, a otras donde no había demasiados libros y/o no se cultivaba la lectura, más que lo básico de la escuela y el liceo.
Historias de vida infuenciadas por familias, padres lectores, en algún caso ‘familias de maestros’, que despertaron el “cariño a la literatura al alcance” y fidelizaron el vínculo con los libros para siempre.
Expresiones como “la importancia del libro para mí está desde ese momento que aprendí a escribir, ¡ya quería leer todo!”, “para mí pensar en una vida sin libros es no poderla pensar”; nos hablan de vidas profundamente marcadas por el libro y la lectura, desde la infancia.
A la vez algunos de ellos coinciden en que el haber recibido una educación cristiana, hizo que su niñez se viera influida por libros y revistas a los que accedían en la Escuela Dominical; en uno de los casos, ese primer contacto con la Biblia fue “fascinante”. “La Biblia tiene tantos personajes y tan diversos, seguir la historia de alguno, como por ejemplo el David que era el que más me gustaba, me incentivaba también a querer seguir leyendo.”
¿Para ser escritores, es necesario ser lectores?
Cuando les preguntamos acerca de si para ser escritores, ¿es necesario ser lectores?, fueron muy interesantes las ideas que surgieron. Una de ellas responde “para mí sí, si te gusta leer, te gusta escribir”, agregando y coincidiendo con otra de las participantes que la lectura proporciona vocabulario, distintas ideas, expresiones, “nuevos horizontes, nos hace reflexionar, nos sensibiliza, nos da satisfacción.”
Otro de los aportes hace referencia a la lectura como una capacidad innata del ser humano y a la idea de que la lectura requiere ejercicio, debe incentivarse. La escritura sería para él, buscar expresar “lo que uno siente y no tanto lo que uno elabora.»
Por otro lado es interesante uno de los testimonios, que al contrario de los anteriores, cuenta que su pasión por la lectura vino con los años, “los libros eran los que me daban las respuestas a preguntas fuertes de la vida.” Durante la niñez, vivió la lectura como una práctica exigida en la escuela, agregando que lo que siempre le gustó fue escribir. En la actualidad, la lectura se encuentra vinculada a su práctica profesional.
Otra posibilidad a considerar, es la de escribir sin ser un gran lector; “de escribir recordando” que podríamos vincular a aquellos libros autobiográficos, que hablan sobre sí mismos, relatos de viaje, por mencionar algunos. En estos es admirable la capacidad del autor por recordar desde la adultez, lo vivido en la niñez y expresarlo en palabras.
Biblioteca Humana y memoria
La jornada finalizó con una selección de los participantes de libros de su autoría, donde fue posible reconocer en palabras de Diana Paris, que “el motor de mucho libro tuvo que ver con recuperar la memoria (…) en todos los casos los libros son el resultado del ejercicio de la memoria y de la voluntad de dejar un testimonio histórico.”
En este sentido, la experiencia de la Biblioteca Humana representa para la Biblioteca Valdense, un espacio y una oportunidad desde donde recuperar, difundir y construir la memoria, tanto individual como colectiva. En su doble condición de biblioteca patrimonial de la comunidad valdense en el Río de la Plata y de biblioteca pública, la conservación y promoción de la memoria histórica e identidad cultural, local y rioplatense es una de sus principales funciones. Experiencias como estas, junto a los roles y servicios que la biblioteca ya desempeña, contribuyen por un lado a la generación de conocimiento nuevo y por otro al proceso de integración a la vida local y global.
Erika Velázquez Guerrero Biblioteca, Archivo y Museo. Espacio Cultural Valdense
Las expresiones entre comillas corresponden a contribuciones textuales de los participantes, extraidas del registro audio de la actividad.
Una experiencia novedosa y atractiva, con público de todas las edades, estimulando la lectura y la sociabilidad, gracias por compartir está biblioteca humana, con todos nosotros.
hermosa propuesta, que resultó disfrutable.
En tiempos en que se necesita leer y hacer leer, en formato libro además de pantallas, la Biblioteca tuvo un aporte especial.
Que continúe y se puedan encontrar libros humanos más pequeños, de gente menuda, que necesita contar sus historias.
gracias por ésta oportunidad.