Lee en tu Biblia: Lucas 6: 27:38
Este pasaje, a pesar de su brevedad, es quizás uno de los más controvertidos y discutidos. Nos desafía a realizar un cambio radical en relación con quienes “no nos llevamos bien” y no solo eso, también a amarlos.
Jesús habla de enemigos porque para aquellos que lo estaban escuchando era claro quiénes eran “sus enemigos”, pero con nosotros hoy ¿cómo es? ¿Hay personas a las que consideramos “enemigos? Seguro que contestaríamos que no, pero sabemos que hay algunas con las cuales no nos sentimos cómodos/as, las queremos ver bien lejos nuestro. Por lo tanto, este pasaje también nos está invitando a poner nuestras relaciones personales y de comunidad a la luz de Su Palabra.
Jesús, como tantas veces, está enseñando a sus discípulos y a la gente que se ha acercado a escucharlo. Pero está hablando de situaciones muy difíciles de sobrellevar para ellos como pueblo que viene sufriendo en manos de un poder despiadado que no tiene consideración con nadie. ¿Qué es lo que escuchan: “amen a sus enemigos, bendigan a quienes los insultan, den la otra mejilla…..?»
¡Es mucho Señor, no entendemos y es imposible llevarlas a la práctica!!
El pasaje no lo dice, pero creo que dialogaron entre todos y Jesús con su especial forma de comunicación, poco a poco les expresó que lo imposible para ellos era posible por la gracia de Dios. Quizás una respuesta está dada desde el versículo 32 en adelante. Allí, Jesús expone su mensaje diferente al decirles que al amar solo a quienes nos aman no hay nada de extraordinario. Amar a quienes nos aman es algo que no podemos detener; pero amar a quienes nos hacen mal no solamente surge desde el corazón sino que proviene también de nuestra voluntad. Significa esforzarnos en no desearles otra cosa que lo mejor, devolverle mal por bien.
¡Pero aún sigue siendo difícil para nosotros que nos cuesta dejarnos guiar por la mano de Dios! Aquí es entonces donde debemos dejar que la gracia de Dios haga ese cambio en nosotros y confiar en que es posible si nos dejamos guiar por ella.
Jesús nos habla de una ética cristiana positivista, que no consiste en “no hacer cosas” sino en “hacerlas”; o sea “hacer a los demás lo que nos gustaría que los demás nos hagan a nosotros”. Dentro de nuestras limitaciones debemos esforzarnos a responder a ese relacionamiento con el otro.
¡Que Dios nos guíe a ser cada día más un reflejo de su Amor incondicional!
Noemí Bremermann
Miembro de la Iglesia Evangélica Valdense de Miguelete, Dpto. de Colonia, Uruguay.
Que linda palabra! Era justo lo que necesitaba leer! Gracias!! Abrazo enorme!! Y muchas bendiciones!!
Juan Benítez