Blanca Geymonat Gonnet, ex Directora del Parque 17 de Febrero, nos cuenta su propia experiencia en el Chaco, su acompañamiento en casos de discriminación y violencia. Además, nos relata una conversación telefónica que mantuvo con Auden Charoles líder de su comunidad en Malá lapel, a cerca de cómo vive el pueblo Qom este tiempo de confinamiento debido al COVID-19.
El día sábado 30 de mayo de 2020, una familia de la comunidad indígena Qom fue atacada con brutalidad por efectivos de la Policía del Chaco, en el barrio “Bandera Argentina”, localidad de Fontana aledaña a la Ciudad de Resistencia, Argentina.
Varios de los miembros de esta familia, además de haber sido golpeados y maltratados en su vivienda, fueron llevados a la comisaría tercera de Fontana donde continuaron siendo amenazados y recibiendo violencia física y verbal. Principalmente, los trataron de “indios infectados”.
Estuve en el Chaco durante 8 años, desde principios de 2001 a fines de 2008, años en los cuales participé de un programa de Escuela Bíblica de la Acción Apostólica (CEVAA- Comunidad de Iglesias en Misión). Realizábamos lectura bíblica bilingüe e intercultural en Villa Río Bermejito, junto con un equipo coordinador integrado por líderes, pastores y caciques Qom.
Hoy en día, sigo participando, haciendo talleres y acompañando al Consejo de Iglesias Indígenas. Este año debido a la pandemia no pude ir en marzo, y tampoco pudimos empezar el programa.
Cuando vi la noticia del abuso policial en Resistencia perpetrado contra una familia de la nación Qom, lo primero que recordé fue algo que me sucedió al poco tiempo de estar viviendo allá. Estaba en el Banco Nación junto a dos pastores Qom haciendo la fila para la caja, nuestras cuentas estaban a nombre de los tres. Una señora se acercó a mí y me dijo que yo debía hacer otra cola, que ahí había indígenas y estaban todos infectados de tuberculosis. La palabra infectados es la misma que usaron los policías cuando entraron sin orden judicial y mucha violencia a la casa.
Después de recordar esa situación particular, llamé a Auden Charoles, estudiante y luego docente de la escuela bíblica, líder de su comunidad en Malá lapel en Formosa, a pocos kilómetros del límite con el Chaco. Lo primero que Auden me dijo fue que “una vez más, el racismo se hacía presente, somos discriminados por ser qompi (pueblo qom), en Resistencia mucha gente rompe la cuarentena, a muchos se los justifica porque tienen que trabajar, cuando los qom salen a hacer sus changas, eso no se justifica”.
Por otro lado, recuerdo otro hecho donde acompañé a la comisaría del pueblo a una mamá porque habían detenido a su hijo de 12 años, y cuando fue a buscarlo, le decían que lo iban a retener hasta el día siguiente, pero cuando fui yo, los policías reconocieron, de muy mala gana, que no podían hacerlo. Cuando pudimos hablar con el chico, supimos que había recibido golpes en sus oídos que lo tenían mareado y confundido, tortura sin lugar a duda, por el supuesto robo, sin comprobar, de algunas colmenas.
Los qom han vivido toda su vida de la marisca (recolección), y la miel es un fruto precioso. Reconocemos el derecho de productores, pero ¿apresar y torturar a un niño de 12 años?
Continúo mi conversación con Auden. El recuerda las muchas veces que la policía atropella a los aborígenes que protestan o exigen que se cumplan sus derechos. Y me dice: “lo peor es la impunidad, los policías en la mayoría de los casos, ni siquiera son procesados, ante este caso particular, el presidente de la Nación Argentina Alberto Fernández ha dicho que no se pueden permitir estas cosas, pero no creemos”.
Y tienen razones para no creer, ya que los políticos pasan y los abusos son parte de la normalidad desde siempre.
Con respecto a la pandemia, cuando le pregunté cómo los afecta, Auden me explica que para las comunidades del campo, del monte, se hace muy difícil lo virtual. Los equipos a los que acceden no son los mejores y la conexión a Internet, en muchos casos, es totalmente inexistente. Incluso en los barrios de la ciudad es muy difícil, el idioma, la pobreza, la discriminación les hace casi imposible conseguir turnos en policlínicas o realizar trámites por seguridad social y otros, la pandemia agrega más exclusión y vulnerabilidades.
Por último, Auden me comenta que ha escuchado y leído sobre las posibles connotaciones ecológicas de la expansión del virus mortal, y eso lo preocupa aún más, ya que la cosmovisión indígena tiene la armonía como única posibilidad de salud, cuando se rompen los equilibrios y no se respeta la tierra, el agua, el monte…
Concluye su comunicación conmigo diciendo: “ellos, (nosotros los blancos) dicen que hay que producir para vivir bien, pero nosotros sabemos que lo único que buscan es el dinero para ellos mismos”.
Como siempre agradece mi preocupación y la de mi iglesia y manda bendiciones para todos y todas.
Edición: Verónica Biech
Secretaría de Comunicaciones IEVRP
Más información acerca de este caso:
- https://iglesia-valdense.org/declaracion-de-presidentes-obispo-y-moderadora-por-la-vejacion-de-hermanas-y-hermanos-del-pueblo-qom/
- https://iglesia-valdense.org/la-federacion-junta-unida-de-misiones-exige-medidas-inmediatas-ante-los-hechos-ocurridos-en-el-chaco-contra-el-pueblo-qom/
- https://iglesia-valdense.org/comunicado-ante-la-violencia-ejercida-contra-el-pueblo-qom-2/