Leemos en nuestra Biblia Marcos 8:31-38
La vida de Jesús propone en cada acto un mensaje maravilloso, sorprendente; en el texto que hoy nos ocupa la sorpresa es la resurrección luego del sufrimiento.
Solemos oír o participar en conversaciones en que las personas involucradas superponen la opinión de una con la interpretación de la otra, haciendo difícil la comunicación y el hecho de entenderse. Ni hablar de los mensajes por las redes sociales. Puede suceder lo mismo cuando leemos la Biblia si no nos ocupamos en informarnos o investigar sobre la causa o intención con que fue emitido tal o cual mensaje, pretendiendo que responda a nuestra interpretación y realidad.
Cuando Jesús consideró que era tiempo de revelarse a sus discípulos, de aclararles su verdadera misión, les habló abiertamente del sufrimiento que le esperaba, del rechazo y muerte por parte de quienes no lo reconocían ni aceptaban, pero también de la resurrección. Pedro no logró entender la profundidad ni la simpleza del mensaje y eso lo llevó a actuar como un enemigo.
Le pasó como a nosotros, pretendía que las cosas sucedieran como él las entendió, o como se las habían enseñado. Poco antes había declarado a Jesús como Mesías, el Mesías que imaginaban poderoso, vencedor, aclamado. No coincidía con el modelo sufriente y manso que en ese momento Jesús les presentaba. Y se llevó un gran reto, un llamado de atención contundente y doloroso, pero necesario. «¡Apártate de mí, Satanás! Tu no ves las cosas como las ve Dios, sino como la ven los hombres». Las palabras de Jesús son directas. Como Pedro y los demás, necesitamos ese reto que sacuda nuestros prejuicios y comodidades para no ser obstáculos. Necesitamos abrirnos y aprender a no pasar por alto lo significativo y central del mensaje, teniendo en cuenta que en la charla entre Jesús y sus discípulos el concepto de resurrección fue posterior al de sufrimiento y muerte. El mensaje de esperanza, de plenitud, de goce siempre es que nos llena de alegría y vida. Es la sorpresa que debemos descubrir.
Febe Barolín
Comunidad Valdense de San Gustavo-La Paz, Entre Ríos, Argentina.