Leemos en nuestra Biblia: Mateo 25: 14-30.
Esta es una parábola muy conocida, bastante escuchada, interpretada y dramatizada a lo largo de nuestra vida de fe. Los talentos de la parábola no son tomados sólo como dinero sino como dones, capacidades, y hacerlos fructificar es el primer mensaje que nos llega a la mente cuando la leemos y no queremos ser el servidor miedoso y perezoso que se queda fuera del reino de amor. Pero vamos a analizarla poco a poco, el domingo pasado hemos leído la parábola de las diez vírgenes prudentes que nos llamaban a estar atentas a esa llegada inesperada del novio, acá parece decirnos que no tenemos que esperar con las manos cruzadas sino poner todas nuestras capacidades hacia que…todo culmina en la próxima parábola, hacia atender al más pequeño (Mateo 25, 35-36) Porque lo central de esta parábola es preguntarnos: ¿qué es mucho y qué es lo poco? Si nosotros/as viviéramos en esa época del imperio romano un talento equivaldría a casi sesenta kilos de oro, a más o menos seis mil denarios, un denario era el salario de un día. Es decir, que al que le fueron dados cinco talentos, equivaldría a cien años de trabajo. Mucho dinero, ni siquiera podemos imaginarlo, sin embargo, tanto el de cinco como el de dos reciben la misma recompensa, y con la misma frase: “fueron fieles en lo poco”. Y entonces, si el dinero era “poco”, por qué el hombre se enojó con el siervo que lo escondió bajo tierra. Es más, parece ser que la comunidad de Mateo era una comunidad de ciudad, conocía los bancos, préstamos e intereses. Al tercer servidor o esclavo no lo condena su patrón, se condena a sí mismo. Ese mismo siervo tiene una imagen del dueño de campo como severo y que siembra lo que no cosecha y recoge lo que no esparció, pero ni siquiera actúa coherentemente con esa imagen. Y eso es lo que le reprocha el dueño. Esto, me hace acordar a la imagen que nos hacíamos de Dios en nuestra niñez, de un Dios como un ojo que todo lo mira, pero para castigarnos y ni así nos portabamos bien. Porque es difícil llevar a la práctica esa imagen, y quizás por el miedo como este hombre nos quedamos sin hacer nada, y terminamos perdiendo todo.
La interpretación clásica de la eficiencia, eficacia, ser talentosos, exitosos, dar ganancias a los grandes dueños de la tierra, tampoco es el mensaje de esta parábola, ya que dos veces este patrón les dirá a sus siervos que fueron fieles en lo poco, porque lo importante es poner ese empeño, esa fuerza, esa eficacia, no en una mera ganancia sino en el Reino, como nos dirá el mismo Mateo: quien quiera ser el mayor que se haga servidor (Mateo 23, 11). Finalmente, lo que tenemos que destacar del patrón es su diferencia con los dueños del mundo, es un patrón que comparte su banquete con esos simples siervos que fueron fieles. En estos momentos de pandemia entonces nos queda multiplicar las acciones, ser astutos/as, capaces y poner nuestros dones en favor de lo importante: el Reino de Dios y su justicia. (Mateo 6, 33)
Carmen Alegre
Comunidad Valdense de Reconquista- El Sombrerito