Lee en tu Biblia: Marcos 10:2-16
Una vez mas leemos sobre la voluntad de unas personas de llevar a otra a cometer un error; sólo que esta vez es a Jesús y él sabe de la intensión de los corazones.
Hoy vemos planteado un tema que ha llevado al sometimiento de muchas mujeres, el utilizar el evangelio para esto no es nuevo… utilizar la ley y manipularla para el provecho y comodidad de algunos, sin tener en cuenta el entorno, no es sano, no es constructivo…
La base de un matrimonio actual diríamos que es el amor, este no era un elemento esencial en el siglo I , sino la fusión de familias en relación de intereses económicos y o políticos, por lo tanto, el divorcio era como una transacción similar a comprar o vender una propiedad. Jesús responde sin enredarse en cuestiones legalistas, en fundamentos literales de los textos bíblicos, sino que recuerda la igualdad en la creación del ser humano.
Jesús plantea el matrimonio en otros términos, lo ve como un encuentro entre dos seres humanos que se vuelven una unidad. La carta de divorcio mencionada en la ley de Moisés es resultado de la «dureza del corazón» de los miembros de la pareja. Un corazón endurecido guarda intolerancia, violencia, inseguridad…lo cual lleva a repudiarse, a lastimar a la pareja.
No puedo ver que Jesús esté llamando a sostener situaciones de este tipo que lejos han dejado al amor y a la comunión. Cuando la pareja está unida por Dios prevalece y domina el amor… lo que Dios une por medio de su amor ningún humano lo puede romper o separar. Los versículos 13 a 16 hablan sobre el amor y valor que tienen los niños para Jesús quién convivió con múltiples personas, su amor, misericordia y compasión llegaba a todo género, posición social o política, etnia o edad ¿Cómo podemos recibir el reino de Dios si ya no tenemos la inocencia de niños? Jesús nos pide que cambiemos nuestra actitud: abandonar la autosuficiencia y reconocer la necesidad de Dios ¿Qué es lo que tienen los niños que los prepara para entrar al reino de Dios? Manos vacías dispuesta a hacer y corazones que confían y dependen por completo de la Gracia de Dios…
Pongámonos bajo las manos de Jesús y recibamos su bendición…
María Ester Sarden