Lee en tu Biblia: Juan 2: 1-11
Dentro de la cantidad de elementos y simbología que contiene ese pasaje bíblico, me detengo en algunos que me han hecho reflexionar.
Jesús, su familia, sus amistades fueron invitados/as a una fiesta, una celebración parte de la vida cotidiana de la gente. Son quienes acompañan el proceso de Jesús y las promesas de Dios, son testigos, son ojos, oídos de lo que va sucediendo.
Dios nos presenta, a través de su hijo, milagros o señales para revelarnos no sólo su promesa de un nuevo Reino, sino, también nos enseña cómo puede ser posible ese nuevo Reino, esa nueva comunidad, esa nueva vida. No era propio de ese tiempo el hecho de que los seres humanos necesitaran señales o milagros para poder creer en algo que la ciencia no puede asegurarnos. Nosotras y nosotros hoy necesitamos y pedimos muchas veces señales para poder creer, y siento que los seres humanos estamos aferrados cada vez más tanto a lo material, a los hechos comprobables por la ciencia y estamos tan compenetrados en lo que este mundo nos ofrece, que olvidamos de sentir y ver las pequeñas señales que nos revelan que es posible un mundo mejor y muchas veces hasta nos dan algunas ‘fórmulas’ de cómo es posible llevarlas a cabo.
Jesús convierte el agua en vino que era la necesidad de ese momento para continuar la fiesta, señal no sólo del cumplimiento de la promesa de nueva vida sino también señal de que hay que continuar la celebración, que hay momentos buenos, que llegan cuando ya hemos pensado que no hay más, que hay que descubrirlos, que son necesarios para continuar la fiesta. Es necesario comprender las señales para poder celebrar la vida con los y las demás.
Fabricia Malán
Jesús vivió haciendo el. Bien df iadre se dan cuenta a no tienen vino y de lo dice y el fijo mujer allí borro a Eva y. El lugar es para su madre madre de todos los cristianos y Cristo Jesús hizo el primer .milagro a pedido de aquella mujer su madre de quién tenía su sangre , sangre que derramó en la cruz para nuestra salvación