Leemos en nuestra Biblia: Mateo 2,1-12
En este tiempo cercano a la Navidad celebramos el amor de Dios. Rastrear el origen de ese amor es inútil, porque siempre estuvo y sigue estando, escapándose a nuestras pretensiones y capacidades de medirlo. El nacimiento de Jesús une el cielo y la tierra. El Amor planta su tienda entre nosotros/as y podemos vislumbrar el rostro de Dios en la sencillez humana de ese niño. Hace mucho de esto, mucho y nos hemos acostumbrado a la Navidad. Este acostumbramiento va poco a poco matando el espíritu de ese amor de Dios que se ofrece por entero.
Hemos perdido la dimensión del milagro, del misterio y lo que esto implica para la fe. Por eso es bueno recuperar dentro de los episodios narrados en los evangelios esta venida de los sabios de oriente. Estos sabios están muy lejos, su trabajo es escrutar los cielos; mientras lo hacen descubren la presencia de una nueva estrella. En lugar de simplemente anotar en un mapa astral su presencia, los sabios se sienten desafiados a seguir su itinerario con la confianza de que anuncia algo extraordinario. Se preparan para un largo viaje sin saber a donde serán guiados o a dónde llegarán. No piensan en los peligros, ni los costos, ni el tiempo, se ponen en camino, rechazando ser espectadores de brazos cruzados.
La confianza los anima y tienen la osadía, el coraje de emprender un camino nuevo que los sacará de su tierra y sus costumbres (¡es inevitable ver un paralelismo con Abram en este viaje!). Cuando llegan a Jerusalén se dirigen al palacio ¿Dónde nacen los reyes? En los palacios, y aquí la costumbre humana marca el rumbo. Tampoco estos sabios pueden imaginar un rey en otro lugar.
Herodes al escuchar la noticia de otro rey se preocupa ¡Solo puede haber un rey! Herodes gobierna y los especialistas religiosos conocen las profecías, pero ya no creen en su cumplimiento. El mismo pueblo participa de las fiestas religiosas pero con la esperanza cansada. Son los extranjeros quienes quieren acercarse al mesías y ofrecerle sus dones.
Cuando llegan a Belén encuentran una mujer con un niño en una casa y lo adoran pues están seguros que es el Rey. A estos sabios se les aparece Dios en sueños para que no vuelvan con
Herodes y ellos vuelven por otro camino. El camino de vuelta es diferente, han encontrado al Rey! El evangelio plantea una convicción y una paradoja: Jesús ha venido para todos los que están despiertos, en cualquier lugar, de cualquier raza, idioma, cultura pero mientras los que están cerca no creen o están acostumbrados, algunos que están lejos buscan a Jesús.
Aquí estamos nosotros/as y perdónenme si creo que la mayoría estamos acostumbrados/as y por tanto un poco dormidos/as para la fe ¿Podremos aprender a tener confianza en Dios, a correr riesgos, emprender caminos nuevos, incluir a los diferentes? Es este tiempo una oportunidad que Dios nos ofrece, una más. Ruego que podamos seguirlo y buscarlo en toda la vida, cada día.
Pastor Juan Carlos Wagner
Excelente es la vision desde la diaspora que tuvieron algunas tribus que se esparcieron mas alla de lo que en su propia tierra espaba y asi desde alli es que emprenden este regreso a las fuentes del monoteismo, que se ha desvirtuado en sus fines y medios que ya no es eficaz en mostrar el camino a Dios en los que se paganizaron, pero aqui esta la paradoja que tan felizmente describe el consiervo Wagner! Bendiciones
Esperaban… Digo!