La voz y la palabra de lxs jóvenes: la iglesia como un espacio que valora y respeta sus opiniones

Del 20 al 22 de julio de 2023, tuvo lugar en la localidad de El Sombrerito, provincia de Santa Fe, un encuentro de jóvenes y adolescentes denominado «Campa JuJu 2023». La organización estuvo a cargo de un equipo compuesto por chicas y chicos del Presbiterio Norte Argentino de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata, y contó con el apoyo del Movimiento Juvenil Valdense, la Mesa Valdense y las distintas comunidades que integran dicho presbiterio.

Participaron unxs 35 acampantes de entre 12 y 25 años, provenientes de San Gustavo, La Paz, Paraná, Colonia Belgrano, Gálvez, Reconquista y El Sombrerito, como así también una participante originaria de Jacinto Arauz. Si bien este evento fue organizada por la Iglesia Valdense, el mismo estuvo abierto, en espíritu ecuménico, para que quienes se sintieran interesadxs en participar.

La idea de realizar este campamento de invierno surgió como propuesta de la comisión de jóvenes presbiterial. Su objetivo principal fue fomentar el encuentro y disfrute de unas jornadas de actividades campamentiles, así como la reflexión sobre temas de interés para adolescentes y jóvenes. En esta ocasión, el tema elegido fue el poder de la palabra: la posibilidad de expresarse y ser escuchado, las inhibiciones ante la presencia de adultos o sujetos de autoridad y otras cuestiones, las cuales fueron abordadas por profesionales en formato de talleres.

Cristian, profesor de educación física, fue el encargado de dirigir la actividad inicial para «romper el hielo». A través de diferentes juegos, logró que lxs acampantes se conocieran, se relacionaran e interactuaran para resolver los desafíos planteados, lo que resultó en una excelente participación e integración.

Mariana, psicóloga social, trabajó durante dos mañanas en torno a los siguientes objetivos:
• Que los jóvenes puedan reconocer su palabra propia y las de los otros.
• Que reconozcan modos de participación a través de la palabra
• Que puedan asumirse como sujetos de derechos a partir de la palabra.
• Repensar cuales son los espacios colectivos de participación.

Para lograrlo, Mariana diseñó una progresión que abarcaba desde momentos individuales e íntimos, hasta llegar al conocimiento del otro y, finalmente, a lo comunitario. Además, se exploraron los espacios donde la escucha y el diálogo se desarrollan o, en su ausencia, se dificultan.

Amaray, bailarina y profesora de expresión corporal, planteó como objetivos para trabajar por las tardes:

  • Descubrir un lenguaje corporal propio.
  • Percibir y explorar la voz como cuerpo y expresión; ir de la voz a la palabra.
  • Componer y crear individual y grupalmente.

A través de dinámicas individuales y colectivas, la experiencia de la expresión corporal brinda múltiples oportunidades para que lxs jóvenes muestren su habilidad para componer sonidos, imágenes, movimientos o palabras. Se crea un espacio donde pueden poner en juego su calidad como creadores e intérpretes, lo que estimula una mirada crítica de sí mismos.

La fe y la perspectiva teológica estuvieron presentes en los devocionales y en los momentos de reflexión sobre la palabra creadora de Dios, de la mano del pastor Eduardo Obregón.

Durante el campamento, hubo tiempo libre y momentos para el juego. Una de las actividades destacadas fue la noche de fogón, donde la comunidad local fue invitada a participar. Durante esta velada especial, un miembro de la comunidad compartió la fascinante historia de los orígenes de esa comunidad valdense. Desde las primeras familias que se establecieron hasta los diversos pastores que dejaron su huella en el lugar, como así también la manera en que la comunidad ha ido transformándose y adaptándose a lo largo de la historia, siempre dejando una presencia significativa en la localidad.

En cuando a la organización, esta supuso un desafío para un equipo muy joven, pero demostraron su capacidad al llevar adelante un campamento ágil, divertido y enriquecedor, que aportó muchos elementos para la reflexión tanto individual como comunitaria. Una pequeña encuesta posterior refleja las opiniones de los participantes, quienes valoraron positivamente la organización, la comida, los juegos, así como el tema y los momentos de reflexión. Dejan claro que estarían encantadxs de participar en otro campamento y que les gustaría que fuese un poco más largo.

Este campamento fue posible gracias a la colaboración de muchas voluntades que se unieron para llevarlo adelante. En primer lugar, la comunidad que nos recibió y atendió, alimentando y cuidando al contingente de acampantes, merece un enorme agradecimiento. También agradecemos a las comunidades de origen de los acampantes, que de una u otra manera ayudaron a sus adolescentes para que pudieran participar en esta experiencia.

Un grupo se encargó de coordinar el campamento, a pesar de ser su primera experiencia en esta tarea, lo cual valoramos profundamente. Además, el aporte económico de Mesa Valdense y CAJ fue fundamental para que este encuentro fuera posible.

Por encima de todo, queremos agradecer a un Dios amoroso y protector que nos acompañó y bendijo en cada momento. ¡Gracias, Dios, por hacer esto posible!

Miriam Brito

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