Leemos en nuestras Biblias Lucas 1: 1-11
La sencillez y hermosura que nos evoca el relato es increíble. Allí, la multitud a la orilla del mar, más allá de los montes de Galilea, y sobre una barca cerca de la ribera el Mesías ha hecho su púlpito, mientras la embarcación es mecida suavemente por las olas. Y luego de esto, pide a Pedro que lleve la barca mar adentro.
Es en este primer detalle, el del cambio de locación de la orilla al mar adentro, donde quiero detenerme. Es como si nos estuviera diciendo que predicar la palabra y compartir las enseñanzas es importante, que lo discursivo es importante, pero que lo verdaderamente importante debe ocurrir desde otro lugar, en lo más profundo, donde nuestra Fe debe ser más fuerte y desde donde a partir del ejemplo se logran los cambios más radicales y duraderos.
A continuación no solo indica que se dirija al mar, sino que eche sus redes para pescar. A lo que Pedro en primera instancia le responde desde su humanidad plena «Maestro, toda la noche hemos trabajado», es como si dijera: «Pero Señor, tú no sabes que ha sido una noche de fracaso».
En este momento Pedro piensa que sabe más que Jesús, ya que tiene mayor experiencia, es su profesión. Pero a pesar de todas sus dudas, totalmente fundadas; en un acto de Fe y confianza en Jesús sin precedentes, y más si tenemos en cuenta que esto ocurre al principio del ministerio de Jesús donde todavía los “milagros” no eran moneda corriente. Pedro igualmente echa sus redes y obtiene su recompensa, que no lo atraviesa solo espiritualmente, sino físicamente, porque es a través de algo tangible que él puede reconocer la grandeza de Dios a través de su hijo.
Debo reconocer que vivimos en tiempos de superficialidad espiritual, en donde la palabra no solo del hombre, sino también la de Dios ha perdido valor, debido al uso y abuso para justificar las pretensiones humanas. Es por eso que me parece tan importante que acompañemos esta palabra de hechos y acciones que calen hondo en nuestra vida y en la de quienes nos rodean, pasando a ser el elemento transformador que movido por la Fe, nos permita vivir una vida más acorde a lo que nos pide nuestro Señor.
Señor, me dices como le dijiste a Simón que lleve la barca mar adentro. Tú estás listo para sorprenderme con lo que encontraré en las profundidades de mi ser, con las obras que Tú puedes hacer a través mío. Ayúdame a salir del confort de una vida rutinaria. Bríndame la sensibilidad de reconocer tu mano en mis encuentros diarios.
Jorge Marr
Comunidad Valdense de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, Argentina.